Reforma abundante en… burocracia…

La administración de la nueva política energética está plagada de burocracia. Se crean varias comisiones, encargadas de la “regulación” de la actividad energética a cargo de la Secretaría de Energía (SENER)  a las que se incorporaría personal desplazado de PEMEX  relacionado con la geología, el manejo de los ductos y transportes y la venta de primera mano de combustibles. La nuevas entidades se comprometen a asegurar “cancha pareja” a todos los contendientes en la competencia del mercado energético. En los próximos 120 días, se aprobarán las normas para el pleno funcionamiento de la Comisión Reguladora de Energía a efecto de ejercer sus funciones en materia de otorgamiento de los permisos de almacenamiento, transporte y distribución por ductos de gas, petróleo, productos petrolíferos y petroquímicos. Se creará el Centro Nacional de Control del Gas Natural y la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y Protección al medio ambiente.

En suma: contraria a la realidad mundial dominada por la presencia de empresas estatales responsabilizadas de la explotación de las reservas de hidrocarburos, la reforma constitucional mexicana debilita a PEMEX como empresa estatal y abre paso a las empresas trasnacionales.

En lo concerniente al destino de la renta petrolera, se crea el Fondo Mexicano del Petróleo, fideicomiso donde se depositarán sólo los ingresos provenientes de los pagos por concepto de regalías y licencias para la exploración de los hidrocarburos, los cuales se distribuirán entre los Estados y municipios, así como al Fondo de Estabilización de Ingresos Petroleros. Si sobra algo, se aplicará a pagar deudas del gobierno, a cubrir los costos de la transición del sistema de pensiones, a financiar proyectos de energía alternativa,   becas, desarrollo regional, etc.  Optimismo desbordado.

El dictamen contempla estimular el aumento del contenido nacional de las inversiones en materia petrolera, política que estará  sujeta a los tratados internacionales y a los acuerdos comerciales suscritos por México, es decir, nada nuevo.

Pronto nos daremos cuenta que la llamada reforma energética no atenderá el problema de fondo de la compleja realidad mexicana: la insolvencia financiera del gobierno federal. La terca realidad ha demostrado que este problema no se resuelve con la enajenación de activos públicos como lo demostró la venta de los bancos, de los ferrocarriles, de los teléfonos, de los hoteles,  de las empresas estatales, etc. Se vendieron estos activos pero persistió el estancamiento económico  y se profundizó la pobreza. ¡Ya no queda nada más que vender al extranjero! La epopeya del petróleo, único triunfo luminoso sobre las fuerzas del Imperio, quedó enterrada. ¡Pobre nación!

El carácter genérico de las reformas constitucionales suscitan numerosas dudas que solo podrán esclarecer las leyes reglamentarias previstas para su discusión parlamentaria en los próximos 120 días. Será una oportunidad para  que la izquierda pueda expresarse con amplitud, profundidad y  pertinencia, abandonando las pedestres expresiones de primitivismo porril que privaron— salvo honrosas excepciones– entre diputados y senadores; dará también oportunidad a los paladines de la desgastada estrategia neoliberal para ofrecer el oro y el moro al afligido pueblo mexicano, aunque más tarde traerán a cuento nuevas excusas a su fallido modelo de política económica inaugurado hace 30 años cuyo fracaso seguirá significando el sacrificio de una nueva generación de mexicanos.

Estimado y paciente lector: gracias a la generosidad del director de Impacto El Diario, a lo largo casi medio año pude repasar a ojo de pájaro la evolución de la explotación petrolera en nuestro país para enmarcar los alcances de la reforma energética. Sin atavismos podemos concluir que este paso es una dramática regresión histórica en un mundo donde más del 85% de las reservas de hidrocarburos es explotado por entidades gubernamentales. Tribunal implacable de los actos políticos, la Historia juzgará con severidad las reformas aprobadas por la mayoría de los legisladores federales y estatales. El poeta nos advirtió: “Patria… el niño dios te escrituró un establo y los veneros del petróleo, el diablo”