Orquesta Sinfónica Infantil cierra gira nacional

La agrupación está compuesta por los mejores músicos del país con menos de 17 años Como preámbulo al concierto con el que la víspera cerró la gira nacional al frente de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de México (OSIM) , el maestro Eduardo García Barrios se dijo «orgulloso por estar en un bello lugar, listo para ofrecer música maravillosa interpretada por 160 niños, niñas y jóvenes de gran talento» .
Esos lozanos instrumentistas, provenientes de las zonas donde el tejido social se ha visto deteriorado.
«Son una selección de alrededor de 600 chicos que fueron postulados para integrar esta orquesta» , abundó el director de la agrupación que recién actuó en el Estado de México, Hidalgo, Guanajuato y Michoacán.
Acto seguido, los niños y jóvenes de la OSIM, que literalmente llenaron el escenario al aire libre, dieron muestra de su depurada técnica interpretativa y sus cimientos totalmente sólidos en la construcción de su carrera artística.
Ellos son los mejores músicos del país con menos de 17 años, quienes alternaron con el fabuloso Coro Infantil de la República.
Tras una exitosa gira por las entidades referidas, que inició el pasado día 3 con momentos inéditos de aclamación en plazas públicas, la OSIM tuvo ayer uno de sus mayores retos:
Lograr conmover con música al público de la Ciudad de México.
Y por su madera talentosa, su académica de alta calidad y deseo de superación, venció el reto puesto para este evento.
Este concierto marcó la clausura de la 23 Gira Nacional de la OSIM, en la que ofrecieron siete conciertos, en un número igual de días y ciudades con características y problemas sociales muy diversos.
Los niños y jóvenes iniciaron el domingo 3 de agosto en el auditorio Gota de Plata de Pachuca, Hidalgo, y el lunes 4 se presentaron en la Calzada de las Artes de León, Guanajuato.
El martes 5 llenaron con sus acordes el Teatro Obrero de Zamora, Michoacán, y el día 6 detonaron una fiesta popular en la Plaza Principal de la comunidad purépecha de Nurio, Michoacán.
Un día después, el jueves 7, llevaron aire fresco a la catedral del Apatzingán, en Michoacán, y el 8 fueron a la Parroquia de San Miguel Arcángel en Temascalcingo, Estado de México.
Para el concierto celebrado este sábado, el escenario también fue significativo al tener lugar en el terreno que durante 52 años fue sede de la refinería de gasolina 18 de marzo, hoy convertido en el Parque Bicentenario.
El aire que durante décadas estuvo colmado de humo se llenó del poder invisible, más no por ello menos innegable, de las emotivas notas musicales.
Antes del inicio de cada interpretación, el director García Barrios ofreció una breve y bien documentada explicación del contexto histórico, social y cultural en el que el autor concibió la obra.
De esa forma, los asistentes, en su mayoría abuelos, padres y hermanos de los infantiles y juveniles artistas, tuvieron un breviario musical a su total disposición.
«El trabajo musical ha sido de excelencia en esta gira. Hemos exprimido hasta la última gota del talento de estos jóvenes. Ha sido un trabajo riguroso, con un grupo de maestros fantásticos de verdad, con un programa de altísima dificultad» , expuso.
Eduardo García Barrios puso en relieve que la de anoche fue la primera vez que una orquesta infantil y juvenil interpretó el «Danzón número 7» , de Arturo Márquez, autor de quien narró la interesante circunstancia que lo llevó a componer sus piezas emblemáticas, como el «Danzón número 2» , cuya inspiración fue un músico callejero borracho.
Una de la sorpresas del concierto, tan inesperada como gratamente recibida tanto por los músicos como por el público, fue precisamente la presencia del maestro Márquez, quien con humildad aceptó pasar al frente para que la gente lo viera, reconociera y ovacionara prolongadamente.