Denuncian de arbitrarias las detenciones de activistas en la FENAPO

Con las detenciones arbitrarias del viernes pasado, una de las cuales, la primera llevó a los separos de la Policía Estatal y posteriormente a la barandilla municipal, donde estuvieron incomunicados tres horas Sergio Serrano Soriano, Juan José Hernández Estrada y francisco Romero, activistas de ProSanLuis Ecológico y el Frente Amplio Opositor a la Minera San Xavier, en las instalaciones de la FENAPO, sólo se persiguió ocultar al gobernador del Estado de México la inconformidad social contra el gobierno de Fernando Toranzo.
Así lo denunció ayer Serrano Soriano, quien destacó que tras la primera detención e incomunicación, cuando estos en su derecho de libre expresión y tránsito fueron detenidos nuevamente por un piquete de la Policía Estatal al dirigirse de nuevo a las instalaciones de la FENAPO. Seis vehículos pick-up con alrededor de 60 elementos fuertemente armados les cerraron el paso; no obstante los dejaron circular sólo para que, metros más adelante otras unidades volvieran a detenerlos.
El argumento esgrimido para la detención de los tres activistas ambientales fue el que habrían, exhibiendo en sus mantas y carteles la destrucción de la cabecera municipal de Cerro de San Pedro por parte de la Minera San Xavier y las aseveraciones de que esta, con las explosiones que demolieron ya el Cerro de San Pedro y los ácidos cianurados utilizados para separar de los terreros el mineral de oro y plata estaban envenenando el ambiente y el acuífero del Valle de San Luis colocando en riesgo de muerte a más de un millón y medio de potosinos que se suministran de este acuífero subterráneo.
Por su parte, Hernández Estrada, Romero Tristán y el doctor Joaquín Muñoz Mendoza y el líder estatal de Morena Partido Político, Gabino Morales subrayaron la responsabilidad por la afectación de los derechos humanos, políticos y sociales de los agredidos y anunciaron que demandarán la intervención de la CEDH, así como de la nacional.
Los afectados aseguraron no obstante que los elementos policíacos, a pesar de tener órdenes de proceder a detenerlos arbitrariamente, los trataron bien, sin golpes y sin palabras soeces.