Cumpleaños en Gaza, entre pastel y bombardeos

Linda, mi hija, llevaba un mes ya pensando e imaginando su cumpleaños; todos los días me entregaba un plan, que al día siguiente modificaba. Linda quería hacer una fiesta grande, quería invitar a toda la clase, los vecinos y otros más que comparten con ella lecciones de música y gimnasia. Quería que yo comprara regalos para cada uno de los invitados a la fiesta, como un bonito reconocimiento por participar y por los regalos que ella iba a recibir.

Linda quería comprar 100 globos de todos los colores y tamaños, que yo tendría que inflar. Quería comprar un nuevo vestido de flamenco, quería ir a la peluquería para que le cortasen el cabello a la francesa (garçon). Y por supuesto quería un pastel de crema y caramelo, con la foto de ella encima. Quería varios tipos de jugo. Quería música flamenca y de Shakira. Quería y quería y quería.

Yo, como soy un blando, dije bueno: “un día antes voy a preparar casi todo lo que pedía”.

Pero de repente, estallaron los cohetes en el cielo de Gaza, y la tierra se movió como un terremoto, y los cazas F16 junto a los drones, iban y venían arrojando una lluvia de cohetes. Los milicianos de Hamas lanzaban cohetes también. Y el clima llevaba a una catástrofe.

Padecemos la falta de electricidad desde hace años, pero la falta de luz con el clima bélico crea una imagen fantasmal de la ciudad. Si no hay electricidad, significa que tampoco hay agua; significa que hay que subir las escaleras hasta el undécimo piso donde vivo con mi familia en un barrio costero al norte de la ciudad de Gaza. La falta de luz es falta de vida y ahora, con los bombardeos, se está acabando con la vida de muchos.

Linda estaba muy triste, llorando, sólo porque perdió la fiesta de su cumpleaños, y me preguntaba: “¿qué diré a mis amigas y amigos?”. Lloraba también porque se había perdido los regalos. Yo la prometí hacerla cuando acabe esta catástrofe bélica, y la haré como ella quería. Pero pensaba para mis adentros: “si sobrevivimos”.

Muchas veces me lamento por haberme casado y tenido hijos. Pues me pregunto: “¿qué culpa tienen estas criaturas?”. Y vuelvo a decirme: “¿acaso, los pueblos bajo colonización, no han de tener hijos?”.

Los niños, las víctimas

Las verdaderas víctimas son los niños, ¿cuánto miedo pasan? ¿Cuántos traumas sufren? ¿Cuántos malos recuerdos almacenan en sus memorias? ¿Y su subconsciente? ¿Qué tipo de personalidad van a tener estos niños con toda esta violencia que están absorbiendo? Los niños del barrio, ¿no juegan otras cosas que no sea la guerra?.

Yo mismo tengo una infancia llena de sufrimiento, resultado de las varias guerras que he vivido. Tenía que leer mucho y en varios idiomas, tenía que viajar a diversos países y asimilar distintas culturas, tenía que discutir mucho, mucho, tenía que pasar por varias experiencias. Tenía que perder muchas cosas, todo esto para llegar a la tolerancia.

Muchas veces no doy respuestas a las preguntas de mis hijos sobre las imágenes trágicas que pasan por televisión, les digo: “les explico más tarde”, y nunca lo hago.

Pero los acontecimientos en el terreno me ponen en momentos de apuro con mis hijos, en el barrio, en la escuela. Porque ellos hablan de todo y saben toda la trágica historia.

Adonis, mi hijo mayor (10 años) me dice: “¿por qué tengo que adaptarme a la guerra?, ¿por qué no nací en otro país sin guerra?, ¿por qué no podemos viajar?, ¿por qué los israelíes cierran las fronteras?, ¿y por qué nos atacan y por qué nosotros les atacamos… y por qué… y por qué y por qué?…”.

Nadim, el pequeño (4 años), entiende de qué estaba hablando Adonis, y pone la mano derecha cerca de su cabeza y comienza a cantar el himno nacional palestino, lo hace con lengua de trapo, y Linda insiste en celebrar su día.

La ciudad está cerrada, las calles vacías, un panorama muy triste y se siente humillada.

La televisión pasa imágenes de las víctimas de los bombardeos en todas partes de la Franja de Gaza, la gran mayoría son niños y niñas bajo ruinas, unos carbonizados, otros hechos pedazos.

No quiero que mis hijos vean esto. Y cambio el canal, porque el mayor drama fue cuando dijeron los nombres de las víctimas, y una de ellas es una amiga de Linda, su nombre estaba en la lista de invitados al cumpleaños.

Tengo una amiga judía, una señora con más de 80 años, una de los sobrevivientes delHolocausto, nació en Palestina y vivía entre Argentina y Chile; es novelista en lengua castellana, pone en su currículo: lugar de nacimiento Palestina. Y vive actualmente enJerusalén. Nos conocimos hace años vía internet y mantenemos contactos de vez en cuando. Ella recuerda la fecha de nacimiento de Linda, y llama por teléfono para felicitarla. Linda sabe decir en castellano: “Hola, ¿cómo estás señora?”. Y sabe unas canciones y comienza a cantar: “Bésame mucho”.

La señora hablaba de los cohetes que han llegado a Jerusalén muy cerca de donde ella vive, y está interesada en saber si estamos todos bien y a salvo de los bombardeos israelíes. Y deseaba de corazón que todo se acabara y que lleguemos algún día a la paz justa y duradera entre los dos pueblos, y dos Estados. Lo mismo que yo deseo.

Mi esposa por fin pudo preparar un pastel gracias a que teníamos algunos ingredientes en casa.

Linda cambió la cara al ver el pastel, comenzó a sonreír. Los niños tienen el milagro del olvido. Ser feliz es lo que más buscan, y la felicidad, aún parcial y temporal, les hace olvidar todo sufrimiento.

Por fin llegó la hora de celebrar la fiesta con 5 personas, que somos de familia. En el momento de hacer fotografías de la fiesta, estalló un cohete muy cerca del edificio.

Y en vez de cantar «Happy Birthday to You», comenzamos a cantar la canción de Timón yPumba conocida como «Stand by Me».

Hace ya años y varias guerras, aprendí desde la primera, a hacer el papel de payaso a mis hijos, cuando estalla la explosión, y ellos se asustan, saltan en sus asientos con caras pálidas, con ojos sin lágrimas, con bocas abiertas sin grito, con miradas llenas de angustia, mirando hacia mí, cuando me dicen: “papá haz algo por nosotros”.

Yo mismo no sé qué hacer, yo mismo no soy un héroe, y como toda persona tengo miedo y me asusto, pero para mi imagen de padre frente a mis hijos, cambio la tragedia en comedia y comienzo a hacer el payaso; me salió por primera vez la canción de «Stand by Me» porque comienza diciendo: “dom.. dom.. dom…” y de esta forma sirvió como psicoterapia para que los niños sacaran la rabia de adentro.

Y así no fue «Happy Birthday», ni flamenco, ni Shakira, sino dom.. dom.. dom… Timón y Pumba. Linda cumplió ocho años, en este periodo: ella sufrió la Operación Plomo Fundido y el drama de 2012 y todos los enfrentamientos desde el 2006 hasta hoy día.

¿Cuántas veces más va a vivirlo si no se pone fin a este grave conflicto desde hace más de sesenta años? Linda insiste, cuando se acabe todo el bombardeo, que se va a hacer la fiesta como ella había imaginado. Y yo digo para mis adentros: “si sobrevivimos”.