Pintora mexicana exhibe «Planos y plantas de color» en Madrid

Al combinar su experiencia como arquitecta con el amor a la naturaleza, la pintora mexicana Adriana Méndez dio a conocer la exposición de su obra «Planos y plantas de color», en el Instituto de México, en esta ciudad.
En el acto, ante la embajadora de México en España, Roberta Lajous, y el cónsul Bernardo Córdova, la artista, que empezó a pintar desde niña, presentó 28 de sus obras.
«Desde hace mucho que pinto, desde niña y siento que la carrera de Arquitectura me permitió enriquecer mucho esa labor creadora. Además, el hecho de haber vivido en muchas ciudades del mundo, haber hecho cursos de historia del arte, le he podido aportar más a esa pasión mía», dijo.
Méndez, quien ha vivido en ciudades de México, Portugal, Chile, Noruega, Estados Unidos y Perú, entre otras, consideró su obra como abstracta, «no tanto figurativa, más abstracta, plasmo ciudades en las que he vivido, perspectivas, colores y tonos fuertes de la naturaleza».
Para ella, sus pinturas son la «expresión de lo más íntimo del alma. Quiero crear una sensación de alegría y emociones a través de colores y formas. Es lo que siento, lo que soy y lo que reflejo», dijo.
Además, aseveró que su obra está inspirada en artistas a los que ha admirado desde joven, como el grupo de impresionistas, entre ellos Claude Monet (1840-1926); pintores españoles como Diego Velazquez (1599-1660) y Pablo Picasso (1881-1973); y mexicanos como Rufino Tamayo (1899-1991), Francisco Toledo (1940) o Diego Rivera (1886-1957).
Manifestó su amor por la arquitectura y sus trazos. «Siento amor hacia la construcción, al diseño y decoración, me gusta la luz, color y fuerza de la naturaleza, la cual forma parte de estas perspectivas, planos y plantas de color».
Al definir a la pintora mexicana, el artista español Antonio de la Muela expuso que «la obra que veremos en la siguiente exposición ‘Planos y plantas de color’ me transporta a un mundo de energía y fuerza.
«Me imagino a la artista ‘bien chiquita’ ideando planos, plantas de viviendas, trazados urbanos con sus avenidas teñidas de púrpura y ocres. Dibujos de la infancia de los que ahora surgen perfiles urbanos, planos de avenidas, ciudades, bosques y atardeceres en ciudades lejanas», abundó.
Resaltó que «observo en la obra de Adriana, tranquilidad y quietud y recuerdo sus orígenes: México país de temblores, movimientos sísmicos, tierra de volcanes».
El pintor español animó a Adriana «a que vaya a algo más, que nos revolucione, que siga el camino que ha empezado en el taller de grabado investigando con las resinas, el aguafuerte, las aguatintas, las tintas negras. Al fin y al cabo ceniza y lava negra es lo que queda de un volcán».