Línea 12: Mario Delgado, socio de Ebrard

Empezamos la semana con una declaración de Mario Delgado, un señor que confunde a los senadores con diputados y que en el inicio de su campaña proselitista en pos de un hueso legislativo ofreció a troche y moche convertirse en el auténtico representante de los intereses de sus votantes.
Nadie le había dicho, entonces, que los miembros de la “Cámara alta” lo que representan y deben defender son los intereses del Pacto federal, esto es, los estados, sus gobiernos y habitantes respectivos. Y que los integrantes de la “Cámara baja” son quienes interpretan los intereses de los ciudadanos comunes y corrientes.
Pero no importa tanto esto, si no el descaro del señor Delgado, quien fue secretario de Finanzas del Carnal Marcelo Ebrard, y corresponsable de los saqueos en la construcción y puesta en marcha de la Línea 12, Línea del Bicentenario, Línea Dorada o Línea Marceliana.
El ahora senador contrató el alquiler de los trenes por un precio de 21 mil millones de pesos y una duración del contrato hasta 2026. Comprados, se ha dicho hasta el cansancio, los convoyes habrían costado seis mil millones de pesos.
Mario Delgado, repleto de santa y patriótica indignación, exigió una serie de candados para impedir las transas a partir de las nuevas leyes que rigen el sector energético. Habló de los cochupos y los malos manejos habituales en la CFE y en Pemex.
El acto, que muchos interpretaron como su posición ante las nuevas reglas en exploración, explotación y comercialización de toda suerte de medios para generar energía ––petróleo, gas, electricidad—, respondió al anuncio de que están en manos de las autoridades 16 nombres de involucrados en manejos turbios del dinero para la Línea 12 que, a fin de cuentas, quedó en manos de CAF, uno de los consorcios gachupas predilectos del gobierno federal y, por lo visto, de varios gobiernos estatales. Son ellos los alquiladores de los trenes que no circulan.
Dicen que no hay que escupir para arriba porque te cae en la cara, eso hizo el ex funcionario marcelista, quien en diciembre de 2009 informó al director del Metro, Francisco Bojórquez, que gastarían mil 588 millones de dólares equivalentes a 21 mil millones de pesos, para la prestación “de servicios de trenes para la Línea 12 del STC”.
Ebrard ese año había planteado a la Secretaría de Hacienda que ejercería un gasto de seis mil millones de pesos para la adquisición de los convoyes necesarios para la Línea 12. No se opuso a las maniobras de Delgado a pesar del cochinero y en vista de la necesaria acumulación de efectivo para una, en ese momento, candidatura presidencial.
Mario y su jefe, Marcelo, organizaron la empresa Calidad de Vida, Progreso y Desarrollo de la Ciudad de México, S. A. de C. V., encargada de negociar el alquiler de treinta convoyes con ruedas de fierro. La empresa la encabezaba Agustín Quintanilla, y actualmente en manos de Simón Levy, cotizó por decirlo en forma delicada, con discreción a quienes habrían de participar en el negocio. Aunque desde el principio se sabía que estaba destinado a los ibéricos, beneficiarios también de segundos pisos de paga y otras maravillas.
En las licitaciones participaron Norinco, Bombardier, Alstom, Siemens y la ganadora a las que se pidió enviar sus cotizaciones vía correo electrónico, lo que causó desconfianza especialmente cuando circuló la versión de que Delgado ya había transado con los chinos de Norinco la adquisición de los trenes, sí, los de seis mil millones de pesos.
Todos los participantes se manifestaron en contra de intermediar con la empresa de Delgado y Ebrard y exigieron que los contactos fueran directos con gobierno de la ciudad de México. Pero cuando no cerraban plazos para la participación, las autoridades anunciaron al ganador: CAF, lo que se sabía tiempo antes.
Ante el anuncio de que se dará a conocer la nómina de posibles ratones participantes en éste, que salvo la Estela de Luz de Calderón, es uno de los mayores robos a la luz pública, sin ocultamiento alguno, el flamante senador perredista confiado en su impunidad como legislador, pide que se pongan candados en donde pueden registrarse fugas de dineros públicos.
En el Senado afirman que trata de lavarse la cara antes de que empiece el reparto de lodo. Quiere fabricar la imagen de hombre de principios, pero los fines, los que lo llevaron a la sinvergüenzada de la Línea 12, son los que contarán si no lo protegen sus correligionarios.
La Línea Dorada, la que haría recordar por siempre al Mejor Alcalde del Mundo, registra un dato que, desde luego, hará que nunca se nos olvide ese señor: el presupuesto inicial consideraba 21 mil millones de pesos, pero dejamos de contar en 50 mil millones entre ampliaciones y rectificaciones; dejaron de contabilizar aumentos al presupuesto que con las reparaciones puede llegar a costar lo que estaba pensado antes de construirse.
Nuestro lector Roberto E. Capdeville precisa que los pasivos de Pemex no corresponden sólo a los trabajadores, sino a los acuerdos con la empresa que en cada contrato colectivo hace extensivos los beneficios a los empleados de confianza. Tiene toda la razón y habrá que detallar más adelante; por ahora manifiesto a don Roberto mi temblorina al pensar que por el buen nombre del país tengamos que pagar mil 300 millones de dólares que los ladrones del sindicato petrolero defraudaron a empresarios gringos.