La voz de Matilde Pons en cuatro libros

Hace más de una década, a Matilde Pons solía vérsele en la Capilla Elías Nandino, del Ex Convento del Carmen, en aquellos Miércoles Literarios que organizaban Hilda Morán o —después— Jorge Souza.
La escritora nacida en Guanajuato (1936) y radicada en Guadalajara desde hace casi 50 años, presentó anoche en la librería del Fondo de Cultura Económica cuatro libros de autor, con una manufactura artesanal en su encuadernación.
Estos ejemplares, de pequeño formato, conforman la Colección MatiEdiciones, con un tiraje de 100 ejemplares por título.
Las obras son Matigramas (colección de frases sueltas, pensamientos con un toque de humor en la mayoría de las veces), Marionetas (novela), Fabulaciones (fábulas, como su nombre lo dice), y Humor y otros intentos (cuentos).
Todos los textos son de manufactura reciente: Manolo Martz fue el encargado de la edición, mientras que Fernando Leija ilustró una de las portadas.
Marionetas, cuenta la autora, narra la historia de un par de hermanas talentosas (una escribe, la otra pinta) que viven bajo el yugo de su abuela dominante.
Además de expresarse con el arte, también lo hacen moviendo los hilos de las marionetas con las que inventan diálogos.
En cuanto a las narraciones cortas de Humor y otros intentos.
Matilde Pons detalla que algunas de ellas tienen que ver con los sueños, no necesariamente los propios, sino algunos que le cuentan y que pueden convertirse en el origen de otras pequeñas historias.
Sobre la tipología de los personajes, la guanajuatense detalla que siempre busca retratar a los protagonistas de sus historias desde el punto de vista interior:
Cómo piensan, cómo actúan, las formas en que responderán a determinadas situaciones, etcétera; dejando de lado los aspectos superficiales como la descripción de su rostro u otros elementos.
Destaca que en cuanto a las voces masculinas dentro de su narrativa, se prepara con lecturas para lograr un nivel de inmersión satisfactorio y así crear un texto con una voz verosímil, pues está consciente de las diversas maneras de expresarse según el género.
De igual forma, como lectora gusta de recabar frases, como una de André Breton y que se puede considerar como una síntesis de su acercamiento a la literatura:
“Lo maravilloso de lo fantástico es que no existe: todo es real”.
Entregada a las letras
Fue en 2010 (aproximadamente) cuando Matilde Pons presentó una de sus últimas novelas:
La prueba. Una historia que germinó en París, pero que tardó un poco más en desarrollarse.
Así son las historias de Matilde Pons, una escritora que se formó en solitario —al menos en sus primeros años—, desarrollando en su mente historias que a veces traducía en cuentos que compartía con aquellos que le eran cercanos.
Pero no fue sino hasta muchos años después cuando en terapia comenzó su primera novela, luego de que el doctor le dijera:
“Usted podría escribir, ¿por qué no lo hace?”. Aquel comentario fue el detonante para que Matilde Pons escribiera su primera novela, en la que incluye cartas al Doctor Stop.
Publicó fragmentos de la novela en la revista Summa, publicada por Arturo Rivas Sainz, quien fue su maestro en un taller literario.
De Arturo Rivas Sainz recuerda su sutileza: “Siempre muy amable en sus recomendaciones de lectura surgidas del tema o el estilo que utilizaban los asistentes.
Nunca decía que estábamos mal; en el caso más extremo sólo decía ‘Eso no va’, pero no más”.
Entre sus compañeros en el taller con Rivas Sainz se encontraban el poeta Artemio González, la cuentista recientemente fallecida Amalia Guerra, Socorro Arce, también poeta, y Jorge Souza, entre otros.
Después siguieron otros espacios de formación: Vicente Leñero, Agustín Monsreal y Edmundo Valadés, son los maestros que más recuerda. “Con ellos aprendí mucho: cómo no repetir palabras, contar una historia, corregir”.
Matilde Pons reconoce que si bien los talleres fueron fundamentales en el desarrollo de su carrera, también lo fueron —y lo siguen siendo— las lecturas de grandes autores, como Julio Cortázar, Balzac, Julio Verne, Jorge Luis Borges, Marguerite Yourcenar y Marguerite Duras.