Agroparques como proyecto bandera

La propuesta de establecer “proyectos bandera” en cada una de las secretarías de estado de nuestro país es fundamental y básica para desarrollar e innovar cada sector a la brevedad posible en esta etapa de globalización. Es importante señalar, sin embargo, que para desarrollar un proyecto bandera además de los apoyos financieros que les asigna el Congreso para tal fin, sería recomendable que las secretarías convocaran a participar a científicos y tecnólogos, como ha sucedido en los países con un alto desarrollo humano y que han hecho suya la era del conocimiento. Es en este contexto que se aprecia la propuesta de la Sagarpa de impulsar como proyecto bandera el establecimiento de agroparques en nuestro país.
Recordemos que los resultados abrumadores del aumento de la pobreza alimentaria en nuestro país demandan una propuesta analítica que pueda ser factible de aterrizar en el muy corto plazo. La innovación en muchas de las áreas del sector agroalimentario es urgente. En principio parece que la idea de agroparques podría ser una alternativa muy promisoria de trabajar para integrar los sistemas-producto.
Hay que ponderar que la propuesta es por demás oportuna y con un gran sentido. Sagarpa anunció el 16 de octubre de 2013 la creación de dieciséis agroparques y recientemente se ha confirmado que los primeros en establecerse serán en Nayarit, Aguascalientes y Chiapas. Enhorabuena.
En un escrito del pasado 5 de febrero publicado en Crónica, señalé los antecedentes de los agroparques de este país y resalté la importancia del establecimiento del plan Chapingo, que se impulsó durante la gestión del presidente Gustavo Díaz Ordaz, como referente obligado que pudiese enriquecer la iniciativa del actual régimen.
Es importante que de inmediato podamos apoyar la iniciativa de Sagarpa y, dado que se ha abierto un foro para recibir propuestas, sumarse a la iniciativa, que se ha logrado consolidar en el área agroalimentaria en los parques científicos o tecnológicos de este país, que son más de 17 y que han recibido, según informa Conacyt, alrededor de 2, 200 millones de pesos para su establecimiento, con el objetivo central de integrar talento para el desarrollo.
Dentro de algunos de estos parques se ha iniciado el establecimiento de “clusters” que atienden la problemática agroalimentaria. Tomaré como ejemplo lo que se ha hecho en las dos penínsulas de este país, para dejar claro el potencial de esta iniciativa.
En la península de Baja California, en La Paz, se ha establecido el parque de innovación tecnológica llamado BioHelis, en el que participan 6 instituciones y que fue inaugurado el 1 de marzo de 2013 para prestar atención a campos de la agroalimentación como la acuicultura, pesca, agricultura, con una planta de más de 100 expertos en ciencia y tecnología. Entre otras fortalezas destaca por ejemplo el que tiene facilidades que le permiten desarrollar entre otros campos el de la biotecnología en sus diferentes orientaciones. Se anuncia que está equipado para atender las aéreas de su especialidad, que es uno de los requerimientos básicos para aplicar la ciencia y la tecnología al sistema agroalimentario. Se espera que en cuatro años se integren a BioHelis al menos 10 empresas. Entre las que se anuncian está Redclaw, por ejemplo.
En la otra península, en Yucatán, se ha edificado el Parque Científico Tecnológico dentro del cual se ha anichado un agroparque, cuyo objetivo central es potenciar la riqueza del trópico mexicano. Cuenta con infraestructura y un numeroso cuerpo de científicos y tecnólogos. Participan diferentes instituciones como la UNAM, CIATEJ, CICY, INAPESCA, entre otros, que integrados en un sistema de investigación, innovación y desarrollo tecnológico han establecido una plataforma de colaboración robusta y novedosa para este país. En unos días será inaugurada por el Conacyt una planta procesadora de alimentos de la mayor importancia para el sureste mexicano y durante agosto, el rector de la UNAM estará en el citado parque, para atestiguar la edificación que tendrá la universidad en el sitio, donde se establecerá un área de ciencia de los alimentos. Un avance significativo es el hecho de que en breve estarán integradas al parque empresas del sector como Frutec, PepeMar y otras, lo que será un buen ejemplo de sinergia dentro del modelo de la triple hélice que se ha impulsado como motor central de la política estatal y que lo integran el sector productivo, el sector académico y el sector gubernamental.
Las dos penínsulas son polos de desarrollo novedosos para la Cruzada Nacional contra el Hambre, ya que estas entidades no figuran dentro del grupo de estados-elite de producción agrícola del país como Jalisco o Sinaloa. Sin embargo, se trata de señalar que se daría un gran paso dentro del proyecto bandera de agroparques, si se logra consolidar una alianza que integre a los parques científico-tecnológicos dentro del modelo Sagarpa. Así, en el corto plazo, se podrían multiplicar los agroparques y consolidar resultados tangibles del proyecto.
En otros países existen, por supuesto, agroparques que deben ser considerados como referentes al que está por definir Sagarpa. Resalta por ejemplo el modelo holandés, en el que se anota que hay que integrar un clúster en un “espacio altamente productivo de unidades de producción vegetal y animal, así como de procesamiento en un entorno industrial combinado con la inserción de altos niveles de conocimiento y tecnología”. El agroparque de modelo holandés, para cumplir su función, debe además formar parte de una red para eficientizar la dinámica de distribución, para atender las demandas de las grandes urbes. El citado modelo parte de tener centros consolidados para la red; por ejemplo, al menos un centro altamente productivo y un centro de procesamiento.
Habrá que esperar la publicación de la propuesta del modelo de agroparque que hagan los expertos en el