Desalojan a 2 mil personas de Las Casitas

Sorprenden a habitantes de un predio en el bordo de Xochiaca y los echan del lugar en el que vivieron más de una década; sus casas ya fueron derribadas
Entraron de madrugada, sin avisar y poco a poco fueron sacando los muebles, la ropa y todas las pertenencias de cerca de dos mil personas que llevaban años viviendo en la zona conocida como Las Casitas, en el municipio de Nezahualcóyotl.
Ayer, las familias fueron sorprendidas por aproximadamente cinco mil elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) del estado de México, quienes argumentando que cumplían una orden judicial les solicitaron a los habitantes que despejaran el área. Las personas que vivían en el predio desde hace más de una década no se resistieron al desalojo, por lo que fueron retirando sus cosas del lugar desde las 4:00 de la madrugada. Sin ser avisados de que serían sacados —para evitar una posible confrontación—, los vecinos de la zona de Las Casitas, ubicada en un terreno sobre el Bordo de Xochiaca, se vieron sorprendidos sin saber qué hacer.
“Yo vivo aquí con mi familia, en total somos 12 en la casa, ahora no tenemos a dónde ir, nos dicen que rentemos un cuarto para llevar nuestras cosas, pero no tenemos dinero”, comentó una de las afectadas.
BOTAN SUS COSAS
Refrigeradores, colchones, estufas y muebles en general fueron colocados en sobre los carriles del Bordo y de la avenida Vicente Villada, impidiendo el paso del transporte público, incluido el Mexibús. A las 8:00 de la mañana el operativo concluyó, sin embargo, las personas desalojadas permanecían en los alrededores sin tener una respuesta a todas sus dudas: a dónde irían, con qué dinero pagarían, qué pasaría con sus casas.
Ya en la tarde de ayer, cuando todas las pertenencias fueron retiradas, maquinaria pesada acudió al lugar a derribar las casas de cartón extendidas en alrededor de tres hectáreas.
SIN PERMITIR NUEVA INVASIÓN
Las familias que se quedaron sin vivienda comenzaron a contratar camionetas que realizan mudanzas para mantener a salvo sus pertenencias. Otras, esperaron a que se apareciera alguna autoridad a ofrecer apoyo que nunca llegó. “Yo no me puedo mover, no tengo dinero ni otro lugar para llegar, voy a aguantar hasta ver si llegan a ofrecernos un albergue”, dijo un señor que permanecía sentado sobre su colchón viendo a los demás retirando sus muebles.