Ni yendo a bailar a Chalma

En este momento salen a flote las aspiraciones de muchos o tal vez muchísimos aspirantes a cargos de elección popular, aunque algunos son más sobresalientes, la verdad será casi imposible que lo consigan.
Uno de estos ejemplos es el de Mario García Valdez, que si bien venía desarrollando un trabajo en la sociedad, como perito o agente de tránsito, como abogado y catedrático de la UASLP, pero al arribar a la Secretaría de la Universidad, sintió el mareo que provoca en muchos el ascender a un cargo público y empezó a tejer durante años un entramado hacia la administración de la Rectoría y hacia la vida política de la Universidad que lo ubicó en un momento dado como rector de la máxima casa de estudios.
Rectorado que poco a poco se fue plagando de aspectos arbitrarios hacia los trabajadores que no coincidían con él, explotación de estudiantes a través de centros de apoyo a empresas, actividad que simultáneamente le cerraba la puerta a los recién egresados; otro grande yerro fue la implementación de carreras sin consultar el mercado de trabajo generando automáticamente mano de obra especializada pero sin mercado de trabajo y que hoy deambulan en el desempleo, muchos de ellos maldiciendo la carrera que estudiaron.
Por azahares del destino o tal vez por consejo de allegados y asesores, auspiciaron la voracidad de poder que Mario García había manifestado y por así llamarlo “vende su alma al diablo” al garantizarle a Victoria Labastida que “le cubriría las espaldas” y no habría persecución para ella y su equipo. Situación que hasta hoy ha cumplido.
Pero Mario no tenía partido político que lo apoyara y en el PRI por falta de militancia es rechazado; al cuarto para las doce recibe el apoyo muy condicionado del PVEM que se ha caracterizado por respaldar en toda la república a este tipo de personajes.
Mario realiza una campaña de engaños y promesas al estilo del PRI en la década 60.
No tiene una imagen clara como presidente municipal, después de casi veinte meses de administración, no se le conoce una obra pública sobresaliente, ha intentado pavimentar, ha endeudado al ayuntamiento al límite, las vialidades cada vez están más congestionadas, no tiene una imagen patriótica y mucho menos cívica.
La figura con la que llegó de la Rectoría la ha desdibujado para irse armando una imagen chusca y de irreverencia en la población.
Y la población tiene razón, porque le ha pedido en todas las formas y en todos los tonos que le exija a la Auditoría Superior del Estado, y a la propia Procuraduría de Justicia del Estado, que Victoria Labastida reintegre los recursos que hasta hoy se consideran desviados de su administración.
Por toda la ciudad existen obras inconclusas de las que Mario García no ha exigido su conclusión porque sigue cumpliendo su ofrecimiento de cubrirle la espalda a Victoria Labastida.
La actividad municipal se ha justificado pintando fachadas pero destruyendo plazas públicas.
Hoy Mario García no es aceptado por la amas de casa, por los trabajadores
Los empresarios tampoco lo aceptan y una muestra de ello es que a pesar de haber sido invitados a su cumpleaños, le hicieron el hueco no asistiendo.
Hoy no existen grupos políticos que lo respalden y el propio PRI lo ha dejado solo, aún sin embargo tanto él como sus allegados insisten en que será candidato al gobierno del estado y este es uno de los muchos casos que ni yendo a bailarle al Señor de Chalma, obtendrá la candidatura.