Incluso en las prótesis más avanzadas, el material electrónico interactúa directamente con los nervios y los músculos en el cuerpo humano. Sin embargo, conseguir un tejido vivo que se “lleve bien” con una placa de circuito no es nada fácil, por una serie de razones.
El punto es que hasta el más inocuo de los implantes puede presentar problemas al momento de ser aceptado por el cuerpo humano. Lo que es la razón principal por la que los cyborgs no son parte de nuestra vida diaria. Sin embargo, la clave de la aceptación de componentes electrónicos por parte de tejidos vivos podría residir en los calamares, dio a conocer el sitio PopSci.
La reflectina que se encuentra en el calamar lápiz, se trata de una proteína conductora de protones y sería el enlace de comunicaciones perfecto entre el cuerpo humanos y los implantes, publicó Genetic Engineering and Biotechnology News.
Uno de los principales obstáculos que tienen los implantes electrónicos es que envían la información a través de electrones cargados negativamente, mientras que el tejido vivo se “comunica” a través del movimiento de partículas cargadas positivamente. Es en este terreno en el que la reflectina puede marcar la diferencia.
Investigadores de la Universidad de California, Irvine (UCI, por sus siglas en inglés), produjeron la proteína en una bacteria común y crearon con ella una fina película de sustrato de silicio. Gracias a electrodos metálicos conectado a esa película, registraron la relación entre la corriente y el voltaje en diferentes condiciones. La reflectina, que en el calamar se encarga de cambiar su color reflejando la luz, resultó perfecta para transportar protones casi tan eficazmente como muchos de los mejores materiales artificiales.
Las propiedades del calamar lápiz podrían cambiar el rumbo de los implantes.
La reflectina además tiene otras ventajas asociadas a su naturaleza biológica, encabezada por el hecho de que las posibilidades de que el cuerpo humano rechace un implante que utiliza la reflectina como enlace son mucho menores que con la tecnología actual, publico el sitio TICbeat.
Asimismo, se trata de una proteína a la que se le puede incorporar otras instrucciones como biodegradarse una vez que el implante haya acabado su trabajo, de manera que los pacientes se ahorrarían una segunda cirugía con el fin de extraer el dispositivo.
El profesor Alon Gorodetsky, director del estudio, dijo que planean “utilizar la reflectina como una plantilla para el desarrollo de materiales conductores de iones y protones mejorados. Esperamos evolucionar esta proteína para una funcionalidad óptima en dispositivos específicos, como los transistores utilizados como interfaz para las neuronas, del mismo modo en que las proteínas evolucionan para tareas específicas en la naturaleza”.
Por otra parte, el potencial de los calamares no sólo está siendo considerado para los implantes, ya que gracias a sus cualidades ópticas interesantes, la reflectina también se está investigando para hacer un mejor camuflaje. De esta manera, la proteína responsable del cambio del calamar en apariencia, con ayuda del grafeno (un material conductor, extremadamente fino, hecha de átomos de carbono) los investigadores UCI crearon una película que podría ocultar al usuario de cámaras de visión nocturna o de otros instrumentos de detección infrarroja.