Responsabilidad oficial en La Gran Familia

Los excesos y delitos que pudieron haberse cometido, o que se cometieron en La Gran Familia, no eximen de responsabilidad a las autoridades que antes, por conveniente publicidad, participaron, y actualmente por omisión y nuevamente por uso publicitario de las labores de Mamá Rosa, la dejaron hacer sin supervisión alguna.
Escribe Leonor Magenties, lectora habitual de nuestro diario: “México está sumido en el caos que la corrupción y la impunidad, real gobierno de los últimos sexenios… las redes sociales no escapan a ello, tú mismo escribes de una emboscada que masacró a un número de guardias comunitarios hoy rurales, ¿es cierto o mentira?; que ahora cobran no derecho de piso, que es lo mismo sino colaboración y se repite la pregunta, ¿verdad o mentira?”.
Afirma Leonor que cuando no se está de acuerdo, amerita en esos foros –las redes sociales—el insulto y la descalificación.
“Es decir, estamos sumergidos, además de lo apuntado, en la violencia que el pensar distinto genera y eso no tiene explicación racional, más que el evidente hecho de que cada vez más inadaptados sociales, casi psicópatas, integran nuestra sociedad”.
Lo anterior en referencia a los tediosos, por frecuentes, comentarios de los habituales de las redes sociales, calificando a los reporteros con los que están en desacuerdo, en “maiceados” por el gobierno, o corruptos y sirvientes del poder en turno. Lo mismo si hablamos del gobierno federal que de los gobiernos estatales o locales.
Por su lado, la también lectora Yolanda Ruiz Sánchez pide que se citen los nombres de los pillos que en colaboración del jueves anterior fueron mencionados en abstracto.
Esto es, con la sola referencia de que son muchos los que al amparo de La Gran Familia de Mamá Rosa se beneficiaron.
Tiene razón Yolanda porque habrá que admitir que los periodistas, como los funcionarios públicos que buscan nunca comprometerse, evadimos ciertas precisiones.
Pero en abono de los informadores señalo que se trata de la ruptura de una de las más elementales reglas del periodismo, y de ninguna manera de una cobardía o un deliberado engaño.
Los periodistas en ocasiones, indebidamente, damos por sentado que los lectores saben lo mismo que nosotros. No es así.
El informador nunca debe dar por sentado que puede hablar al lector con claves y medias frases. En esto tiene razón nuestra lectora, porque di por supuesto que todos sabíamos que Leonel Godoy había sido uno de los beneficiarios, junto con su medio hermano y ahora diputado prófugo Julio César.
Igualmente la señora Marta y marido que la acompaña, un rusticote hijo de británico y de gallega, Vicente Fox, quien aprovechando el viaje pretende apoderarse del espléndido negocio que ha significado hasta ahora el manejo del asilo. Y claro, la media docena de funcionarios de distintos niveles estatales y federales, que se fotografiaron con ella.
El hecho de que la señora haya acumulado dos decenas de propiedades urbanas y una que otra de tipo rural, demuestra que había ganancia y muy grande, de la que por razones de tipo “humanitario” y fiscal, no tenía que dar cuenta a nadie. Las ayudas, además, eran descontables de impuestos de los donantes.
Los excesos y delitos que pudieron haberse cometido, o que se cometieron en La Gran Familia, no eximen de responsabilidad a las autoridades que antes, por conveniente publicidad, participaron, y actualmente por omisión y nuevamente por uso publicitario de las labores de Mamá Rosa, la dejaron hacer sin supervisión alguna.
Es obvio que la señora no tenía capacidad para orientar, dirigir y administrar el enorme negocio. La dejaron sin control y ahora la única responsable será ella, que ya lo dijo el procurador general, Jesús Murillo Karam, es inimputable simplemente por viejita.