Los intentos por privatizar la industria eléctrica mexicana fueron más claros durante la segunda mitad del gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León, argumentándose, entonces la ineficiencia y obsolescencia del sistema y, fundamentalmente, el alto costo que representaba subsidiar con recursos del erario público el servicio a muchas empresas.
Manuel Gómez y Tenorio, destacó que durante la siguiente administración federal, la primera de Acción Nacional, encabezada por Vicente Fox Quesada, continuó trabajando en la línea de la desincorporación de la CFE como una empresa del sector público, tratando de desvincularla, como hizo Carlos Salinas de Gortari, de la definición de estratégica para el desarrollo y la seguridad nacional, como la que en su momento le correspondió a la empresa Teléfonos de México.
Las líneas del desmantelamiento de las empresas del sector público se desprendieron, precisamente del gobierno de Salinas de Gortari y continuaron con Ernesto Zedillo, quien desincorporó a Ferrocarriles Nacionales de México, y se benefició con su venta; ya para entonces, y siguiendo recomendaciones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, se habían desincorporado del sector público empresas como Altos Hornos de México y Productora Nacional de Semillas y se había limitado in extremis los recursos presupuestarios de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro.
El empresario azucarero recordó que entre las encomiendas recibidas por el ex presidente nacional del PAN, Felipe Calderón Hinojosa, se encontró el de Secretario de Energía; con él, Vicente Fox intentó implementar lo que hoy se conoce como reforma energética, fracasando en ello; Fox responsabilizó a Calderón del fracaso.