Ruth Lizzeth Madera Sandoval, investigadora de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del IPN, realizó un trabajo pionero a nivel mundial al descubrir en una tercera especie, la carpa común, la presencia de las células linfoides asociadas al tejido graso o FALC (por sus siglas en inglés), que tienen capacidad para combatir enfermedades.
Explicó que las citadas células -descubiertas por el investigador japonés K. Moro en ratones y en humanos-, «son de tipo sanguíneo y se dedican a la defensa del organismo ante la entrada de huéspedes o agentes extraños».
En un comunicado dijo que las células FALC generan citosinas, que son sustancias muy pequeñitas que tienen la capacidad de dar una función inflamatoria o antiinflamatoria y están implicadas en muchos procesos del Sistema Inmune, «que es el que nos ayuda a defendernos de todo lo extraño que ingresa a nuestro organismo».
Entre las funciones que tienen destacan la defensa contra parásitos o helmintos intestinales -gusanos-, los que ingresan a nuestro organismo al comer en la calle.
Estas células con sus citosinas hacen que las células se inflen y empiecen a contraerse y así se expulsan a los helmintos de una manera normal por el tracto intestinal.
Estas células, agregó la joven politécnica, convocan a otras, un subgrupo de células sanguíneas que son los eosinófilos -glóbulos blancos-, los cuales tienen gránulos que matan a los gusanos y demás parásitos que normalmente se encuentran en el intestino.
Indicó que otra de las funciones que posiblemente tienen las células FALC, es la regulación en la inflamación del tejido adiposo, lo cual va relacionado con obesidad y diabetes en un mismo grado.
Destacó que como es sabido actualmente, la obesidad es una enfermedad que se genera por la inflamación del tejido adiposo y esto puede causar insulino-resistencia, es decir, resistencia a la insulina y por ende se genera la enfermedad conocida como diabetes.
Otra de las funciones que tienen las FALC, es su relación con las enfermedades alérgicas, como es el asma; lo que sucede es que las citosinas son las primeras en llegar y «reclutar células» para combatir estas enfermedades.
Subrayó que el descubrimiento de que «este tipo de células están en la carpa común», es resultado de las investigaciones realizadas en el Laboratorio de Toxicología Ambiental de la ENCB Zacatenco y es una aportación de la ciencia mexicana al mundo.
Además, dijo, durante las investigaciones se descubrió una función tumorogénica en las carpas; «estas células tienen el poder de hacer un cambio en la pared intestinal, una sobreproducción de colágeno que va envolviendo un determinado tejido, haciendo una masa, la cual aún no se sabe si es tumoral, aunque lo más seguro es que sí y esto representa el primer hallazgo sobre el tema».
Esto -sostuvo Madera Sandoval-, genera un conocimiento nuevo y es un trabajo pionero a nivel mundial.