Los rebeldes sirios derribaron en las últimas horas en el norte de Siria un helicóptero del Ejército sirio, 85 de cuyos soldados murieron ayer en otro ataque a un cuartel por el grupo radical Estado Islámico (EI) , informó hoy el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Los cinco tripulantes del helicóptero perecieron al ser abatido el aparato sobre el campamento de Al Nairab, controlado por el régimen sirio, en la provincia septentrional de Alepo.
La caída del aparato causó además la muerte de una niña y heridas graves a varios civiles.
En cuanto al ataque de los yihadistas, cerca de un cuartel en las afueras de la ciudad siria de Al Raqa, el Observatorio apuntó que los muertos finalmente eran 85 soldados, frente a los 50 que documentó la víspera.
Los extremistas capturaron a los soldados en el pueblo de Abu Sharab, después de que se replegaran del cuartel, base de la División 17 de las Fuerzas Armadas y escenario de choques entre ambos bandos.
Aún se desconoce el destino de casi 200 otros soldados en Al Raqa, el bastión del EI, añadió el Observatorio.
Por otra parte, al menos tres combatientes de las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo perdieron la vida en enfrentamientos con el EI en el sur de la provincia septentrional de Al Hasaka.
Ayer, en Al Hasaka, el EI sufrió «pérdidas importantes» , según la agencia estatal de noticias Sana, cuando intentó atacar una unidad castrense en la capital homónima provincial.
En esta ciudad, los militares sirios abortaron un ataque de los yihadistas contra la sede del gubernamental partido Al Baas, dijo Sana.
El Observatorio señaló ayer que al menos doce miembros de la formación política y guardias del lugar murieron en los choques en Al Hasaka.
El director de esa organización, Rami Abderrahman, dijo a Efe que los ataques de los extremistas en Al Raqa y Al Hasaka suponen la mayor ofensiva coordinada del EI contra las fuerzas del régimen en Siria, donde hasta hace una semana se había limitado a combatir contra otras facciones islamistas.
El EI, una escisión de Al Qaeda, proclamó a finales de junio un «califato islámico» en el territorio iraquí y el sirio que está bajo su control.