En una cumbre dominada por expectativas dispares, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama aprovechó ayer su condición de anfitrión para demandar a los mandatarios de Guatemala, Honduras y El Salvador poner más de su parte para atajar el éxodo de menores de edad que hoy son causa de una crisis humanitaria sin precedentes y advirtió que proseguirá con la deportación de menores que no reúnan las condiciones de asilo.
Obama sólo ofreció como modesta contrapartida la posibilidad de aceptar un esquema de cuotas mínimas de refugiados que podrían solicitar ese estatus desde sus países de origen. “Puede que haya ciertas circunstancias específicas en las que una familia sea considerada en una situación humanitaria o de refugiados”, dijo Obama. “Pero eso no necesariamente se ajustará a un gran número”.
La propuesta que estudia el Ejecutivo deberá sortear difíciles negociaciones en el Congreso, donde la posibilidad de conseguir los fondos de emergencia para enfrentar la crisis migratoria es cada vez más lejana, con la amenaza republicana de recortar a mil millones de dólares el presupuesto de 3 mil 700 millones solicitados por el gobierno; condiciones como el adicional envío de efectivos de la Guardia Nacional a la frontera y enmiendas a la ley de 2008 que protege a los inmigrantes de las redes de tratantes de personas.
En su mensaje a los presidentes de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; Guatemala, Otto Pérez Molina, y Honduras, Juan Orlando Hernández, Obama dejó en claro que no es por falta de compasión que su gobierno hoy demanda la colaboración de México y la región centroamericana para frenar la oleada incontrolada de inmigrantes que ya superó los 50 mil, sino la necesidad de rescatar a estas familias de inmigrantes de las garras del crimen organizado.
“No es por falta de compasión, sino porque, además de ser una nación de inmigrantes, somos una nación de leyes. Y si permitimos un proceso desordenado y peligroso de la migración, que no sólo pone a los niños en situación de riesgo, también pondremos en entredicho el proceso de inmigración legal de aquellos que están aplicando correctamente para entrar en nuestro país”, dijo Obama.
Tras la reunión, los mandatarios emitieron un comunicado conjunto en el que se comprometen a trabajar por un esquema de desarrollo integral a largo plazo en colaboración con el gobierno de México.
“Una solución eficaz requiere de un esfuerzo integral y conjunto por parte de los gobiernos de El Salvador, Guatemala, Honduras, EU, así como otros países de América Central y México y Colombia. Instruimos a nuestros equipos para comenzar a coordinar dicho plan, en colaboración con otros socios internacionales. El objetivo es crear las condiciones que permitan a los ciudadanos de América Central vivir en comunidades seguras con acceso a educación, empleo y oportunidades de progreso social y económico”, establecieron.
Pérez Molina, quien junto con sus pares centroamericanos habló también con el vicepresidente Joe Biden, se declaró “muy satisfecho” por el resultado “muy favorable” de la reunión con Obama, ya que, dijo, éste se comprometió a respetar los derechos de los menores y propuso preparar un plan de acción de mediano y largo plazo. Reconoció que el mandatario de EU les pidió que se preparen para recibir y repatriar a los migrantes rechazados en la frontera.
Hernández, por su parte, insistió en que los niños inmigrantes con algún padre en EU tienen “derechos y queremos que se respeten”.
Afuera de la Casa Blanca, decenas de personas se manifestaron a favor de conceder a los menores migrantes el estatus de refugiados y respetar el debido proceso que les garantiza la ley.