Ebrard: crítico de la izquierda

Causa una suerte entremezclada de pena ajena, estupor y furia, escuchar a un político ejercer una crítica sesgada, maniquea y oportunista, contra el partido político que lo llevó al poder.
Y no porque los partidos políticos, en el caso que me ocupa, el PRD, tengan que permanecer impermeables a la crítica, la merecen porque son organismos muy desprestigiados entre una ciudadanía que difícilmente representan. Pero cuando la crítica proviene de un actor demodé, concretamente, de un mejor ex alcalde del mundo que la usa para recuperar unas cuantas migajas de capital político o para desviar la atención de lamentables casos de corrupción como el de la línea 12 del metro, la crítica no resiste la menor prueba, se convierte en desahogo de frustraciones o casa de los espejos.
Comento lo anterior después de escuchar una entrevista que le concedió Marcelo Ebrard a la conductora MVS noticias.
En seguida citaré sólo unas palabras, quien quiera someter su aparato digestivo a una prueba gástrica de nueve minutos bajo su propio riesgo, puede escucharla completa en YouTube.
Dice Ebrard: “Hay que luchar porque el PRD, principal instrumento de la izquierda en México, encabece la oposición. Para quienes nos están escuchando puede parecer increíble que estemos discutiendo eso.
¿No debería ser el PRD un partido de oposición por definición? Pues sí, sí debería. Pero lo que ha sucedido en este trayecto, es que el PRD ha perdido su posición, ha participado en demasiadas cercanías con el actual gobierno. Esta obsesión por el pactismo, con el gobierno del PRI, su presidente, su equipo y sus aliados, ha llevado a que el PRD se desdibuje totalmente. Algo similar dijo en mayo el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, nada más y nada menos. Más bien lo que habría que preguntarse es por qué el PRD no acepta que sus militantes definan la línea política.
Es decir, ahora en septiembre va haber elecciones, pero nada más de consejeros. No permiten que se elija al presidente del partido y mucho menos a que se consulte a la base sobre qué línea política se debe seguir, si se debe continuar en el pacto y en la cercanía y el aplauso al gobierno en turno, o si se debe enfrentar a la oposición como debería de ser. Pero no quieren que haya posibilidad de que se elija al presidente ni que se consulte la línea política.
Y concluyo: porque perderían atrozmente, dramáticamente. Es decir, de cada 10 personas que han votado o simpatizan con el PRD, hoy en día piensan que su partido no los está representando adecuadamente.
No está defendiendo las causas que les interesan a sus ciudadanos y ciudadanas. Eso lo vamos a pagar o se va pagar muy caro en 2015 porque los ciudadanos buscarán otras alternativas. Ese es el punto”.
Que el PRD ha sido complaciente con el PRI, sí, que lo anterior genera malestar entre la militancia, pues también, pero que están en riesgo de perder en el 2015 por eso, ahí sí que por favor le baje de volumen. Por lo menos en la ciudad de México el 2015 será una prueba de ácido que le tocará sortear a Mancera, ni si quiera a él.
Pero si pierde el PRD la capital será por un proceso acumulativo de forma de gobierno autoritaria y sin consulta, con elevados índices de corrupción como el ya citado ejemplo de la Línea 12 del Metro y porque la ciudadanía ya creó una conciencia real de que lo que gobierna a la ciudad desde hace tres lustros, no es un partido de izquierda, sino uno de derecha entre cuyos representantes más conspicuos se encuentra Marcelo Ebrard.
Este personaje que pasó del salinismo a gobernarnos, le heredó a Mancera una serie de compromisos que están poniendo en riesgo la viabilidad de la ciudad. Mal para ellos si cuando empiece el periodo electoral no ejercen la verdadera autocrítica: corrupción, inseguridad, servicios públicos limitados y de pésima calidad, tala de árboles indiscriminada, especulación inmobiliaria y desprecio por el elector.
Varios de estos problemas, dicho sea de paso, los “resolvió” Ebrard y los pretende “resolver” Mancera con ocurrencias leyes a modo, privatizaciones o clientelismo del peor estilo.
Justo lo que le critican con la espada desenvainada a sus primos de la casita de enfrente. Lo peor es que Ebrard amenaza con seguir sirviéndole a la ciudadanía desde cualquier trinchera. En pocos días es muy probable que se vaya a con otro oportunista que ya le abrió las puertas de su negocio: su cuate Dante Delgado.