¡El burro hablando de orejas! No es por defender al estrafalario y delicadito gobernador de Puebla, Rafael Moreno osas. Sino porque, cuestiones del destino, quienes lo atacan, paradójicamente, al mismo tiempo lo victimizan.
Es execrable lo sucedido con la aplicación de la ya derogada «ley bala» —vivió un mes, hasta la muerte del niño José Luis Tehuatle Tamayo, pero es más deletéreo que un personaje impresentable, como el senador Manuel Bartlett?, aproveche el desaguisado para llamarle «desequilibrado» al pobre mentecato de Moreno Rosas.
¿Qué no estaba desequilibrado el tabasqueño-veracruzano-poblano- chilango cuando despojó de sus tierras, en connivencia con Mario Marín, a los ejidatarios del Valle de Valsequillo, que fue una de las razones por las que compró a «la izquierda» la senaduría de la impunidad de la que ahora goza?
Impunidad que, además, desafía a las demandas correspondientes de los infelices agraviados y que constan en el gobierno de Puebla y en los juzgados de distrito.
Para hablar claro, senador Bartlett, ¡hay que tener la cola limpia!
EL O$IO DE CHUAYFFET
Le decía ayer que el titular de la SEP, Emilio Chuayffet se la pasa bomba ante el escritorio que fuera de José Vasconcelos. Si acaso interrumpe su ensoñadora ociosidad, de vez en vez, para engullir una que otra tableta de chocolate Toblerone.
Y por no tener qué hacer Chuayffet acometió con más pena que gloria la lucha nacional contra el virus del bullying. Perdió de todas, todas. Es como querer luchar contra la naturaleza o contra la condición humana, sabiendo que la guerra está perdida desde antes de empezar.
Ahora, con un brío sorprendente —pues, reitero, no tiene qué hacer— ha editado casi dos millones de ejemplares del viejo libro de Octavio Paz «Letras en espiral».
Obvio, para distribuir ese número (de manera gratuita) sólo puede hacerlo en las escuelas primarias, donde —también obvio— no hay forma de que los niños comprendan a Paz.
¿A quién tratan de indigestar? ¿De quién es el negocio, más viejo que el oficio más viejo?
¡CÁMARA! CON LA CÁMARA
Aquí lo platicamos usted y yo hace cuatro meses: que los «funcionarios» de Comunicación Social de San Lázaro no sólo no sabían redactar un boletín, no sólo presumían de títulos académicos más falsos que un billete de dos pesos, sino que llevaban a cabo un saqueo sistemático de los haberes patrimoniales de la Cámara de Diputados por varias vías.
Subían a propós$ito los cobros de publicidad pagada en medios —lo que se encuentra suficientemente? documentado por el periodista Alejandro Lelo de Larrea— y llevaban moche gigante con la fantasmal empresa Fluxus de la Colonia del Valle, la que se encargaba de hacer spots infumables (donde los actores eran los familiares de los funcionarios) que desprestigiaron la comunicación institucional de San Lázaro.
Ya cayó el cabecilla, José Raúl Márquez Córdova, un truhán de siete suelas que brincó de maletero a Director General, por ser el favorito de su jefe. Por lo que se sabe, se están investigando los ilícitos cometidos en su cargo de Director General de Imagen Legislativa (!!!) sin tener la más remota idea, ya no del cargo, sino del alfabeto.
Ahora, falta que investiguen al Jefe, el voraz tamaulipeco Oscar Argüelles, que presume un doctorado en Harvard y no terminó ni los estudios básicos en Monterrey. También brincó de maletero del avión presidencial —con los consabidos regaños cotidianos de Otto Granados, que no lo puede ver ni en pintura— a Coordinador General de Comunicación Social (con un sueldo de 150 mil mensuales, más los «entres» diarios que le conseguía su canchanchan Márquez Córdova ?). Es uno de los no pocos comunicadores oficiales que no saben redactar ni una carta de presentación.
Vergonzoso para la Cámara. Abona a su falta de credibilidad. Pero no hicieron caso en su momento. Ahora Alfredo Wong —el contralor interno- debe investigar a fondo a Argüelles, a su cuñado que tiene cargo de secretario general técnico —y habría que indagar si terminó la «secun»—, y al otro pillo, Rogelio Carbajal, antes despedido por la Editorial Planeta por desvíos similares, pero que también ejecutó las bochornosas instrucciones de Oscar Argüelles. Todos tienen que pagar.
Atentaron contra la imagen de la Cámara y de sus principales dirigentes.
Índice Flamígero: Le platicaba aquí hace un par de días de Miguel Hernández Orozco, poder tras el trono en la Dirección de Innovación Tecnológica del IMSS y de sus trastupijes ¡por 700 millones de pesos! con KIO Networks, empresa de la mujer más rica de México —ahora sabemos por qué— María Asunción Aramburuzabala. Pues este señor Hernández, también «desarrolló» los servicios del IMSS Digital con la ayuda de sus ex compañeros del SAT (sí, efectivamente estos señores laboraron ahí durante la truculenta administración hacendaria de Il Capo Francisco Gil), y como protegidos de otro perfumadito, José María Zubiría, desarrollaron servicios de gobierno electrónico en el mismo ente. Entre otros, figuraron los ahora socios del señor Hernández Orozco, Francisco Caballero, Abril Anzaldúa, Baltazar Rodríguez. La novedad radica, según los entendidos, en que si se analiza a fondo el código entrado al IMSS, se darán cuenta que se utilizaron algunos elementos del código originalmente utilizado y pagado por el SAT. O sea, una misma chamba, la cobraron doble. ¡Vaya «bisnes» que trae consigo la tecnología!, ¿no cree usted?.