Dejaron inoperante cultura en DF, dice secretario

El secretario de Cultura del DF, Eduardo Vázquez Martín, acaba de cumplir sus primeros seis meses de gestión. En entrevista exclusiva con un Diario de circulación nacional, el funcionario con una trayectoria en la promoción cultural y uno de los fundadores del otrora Instituto de Cultura del DF, explica cómo es que ha dado salida a los conflictos que motivaron la salida de su antecesora, como los problemas laborales y el cierre de proyectos como la Orquesta Juvenil del Centro Cultural Ollin Yoliztli y el desorden administrativo en importantes emblemas de la institución como la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México.

¿Qué Secretaría encontró?

Una no muy eficiente que hay que transformar, con un personal con muchos años con un enorme compromiso. Hay un capital humano valioso.

Uno de los señalamientos más importantes que se han hecho a la Secretaría es que se convirtió en un gran aparato burocrático, cuyo presupuesto se va casi en su totalidad en nómina. ¿Cómo solucionarlo?

Tenemos un presupuesto de 509 millones, en 2000 tenía mil 100, 14 años después tiene la mitad y con la inflación debe rondar 40% en comparación con el pasado. ¿Qué pasó? En el cambio de la primera administración con el ingeniero Cárdenas a la siguiente con Andrés Manuel López Obrador se apostó por la descentralización de los recursos, así que en términos globales no disminuyó el apoyo a la cultura porque los recursos también pasaron a las delegaciones, pero al no tener programas específicos ni estructuras operativas el recurso dejó de aplicarse. La descentralización dio como resultado una Secretaría sin capacidad operativa, sin recursos y sin las herramientas normativas y ejecutivas suficientes, así que perdimos la capacidad ejecutiva, la descentralización no fue exitosa y tenemos una crisis institucional, es lo que nos está pasando ahora.

¿Qué hacer ante eso?

Reconstruir el presupuesto de cultura y crear una estructura capaz de operar de una manera diferente y es lo que estamos haciendo, además no tenemos de otra. Se necesita fortalecer la capacidad operativa y sus recursos, crear proyectos operativos de corresponsabilidad, de coinversión con las delegaciones y con la federación, de manera que los recursos, efectivamente, vayan a cultura. Tenemos que llegar a acuerdos con las delegaciones, tener programas específicos que sean de la ciudad y no de cada delegación, debemos recuperar la infraestructura cultural que está dispersa.

Se creó una Secretaría maniatada, cuando le quitaron los recursos que operaba pues se volvió un cuerpo con poca capacidad para llevar a cabo sus funciones.

Si hoy es de 509 millones, ¿cuánto es el presupuesto que necesita para cumplir con sus objetivos? Además, la relación con algunos de los legisladores se fracturó, ¿cómo reconstruirla?

No está fracturada, ahora hay un gran consenso en que el presupuesto de cultura debe aumentar. Aspiraría a que en el próximo año el presupuesto de inversión, sacando el operativo, se duplique y lo vayamos multiplicando en esa misma proporción.

¿Entonces mantendrá la nómina?

Sí, no hay por qué reducirla, es el capital que tenemos, es erróneo pensar que quitando capital humano tendremos más dinero.

¿Y qué hacer con el desorden administrativo? Para muchos, tratar de solucionarlo le costó el puesto a su antecesora, Lucía García.

El problema es que no hay un orden en abstracto. Lo que no puede haber es un proyecto de estructuración orgánica, no existe una sola manera de organizarse, así que lo primero que estamos haciendo es plantear los objetivos. No se trata de hacer una bolsa sin ton ni son, sino crear muchas alianzas, por eso estamos haciendo acuerdos con la secretaría del Trabajo, de Desarrollo Social, de Educación, y todo nos permitirá construir proyectos que se traducirán en recursos.

El jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, anunció al principio de su gestión que una de las líneas más importantes de su política cultural sería la educación artística. ¿Qué pasó?

Comparto esa idea del doctor Mancera, por eso estamos platicando con la Secretaría de Educación de la ciudad. No vamos a soltar este proyecto, estamos apoyando con nuestras propias capacidades con la Ollin Yoliztli, trabajamos con ConArte.

Había una percepción de que la secretaría no estaba escuchando a los diferentes sectores, por eso una de las tareas que debía asumir era acabar con esa idea o incluso con esa situación. Estamos escuchando a todos y vamos a presentar un programa de fomento cultural con esas características y que nace de muchas voces.

También se creó un consejo formado por el gremio cultural. ¿Por qué han tenido bajo perfil o nula acción?

No creo que todo se haya hecho mal o bien, sí hay un consejo ciudadano, se mantiene y es uno de los espacios con los que he conversado. Ahí he encontrado ideas y conocimientos, algunos se han retirado y estamos por lanzar una convocatoria para los reemplazos, pero ahora nos ha acompañado con mucho interés.

Otro de los pendientes era el Faro de Aragón, que causó un gran conflicto. También se habló de otro en Milpa Alta y uno más en la Doctores.

El de Aragón va, es un compromiso que tiene el jefe de gobierno, acabamos de ganar los recursos del Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados, el año que viene se inaugurará y pensamos que tendrá una vocación en artes visuales.

En Milpa Alta hay un faro dentro de un edificio que no ha crecido ni tiene identidad, así que vamos a construir un nuevo espacio y estarán ligados; será importante porque tiene apoyo de la delegación, participación ciudadana y nació con una comunidad. El de la Doctores era un proyecto sobre la Gran Posada del Sol, es un edificio con problemas estructurales gravísimos, pero tendrá un proyecto de habitación y economía y esperamos tener una participación cultural.

Estamos haciendo otros proyectos como hacer del Metro un gran espacio cultural, ya se están haciendo asaltos teatrales y pronto se anunciará la reincorporación del programa Para leer de boleto. Hay cosas exitosas, otras que no han funcionado, pero debemos terminar con la idea de reinventar todo en cada sexenio.

¿Qué pasará con la Orquesta Sinfónica Juvenil Ollin Yoliztli?, ¿continuará?

Estamos a punto de relanzar ese tema, pero debo decir que hay una imprecisión, no es exactamente una orquesta, es un proyecto ligado a otro proyecto académico de la escuela de música del Centro Cultural Ollin Yoliztli. La idea es que haya prácticas que se traduzcan en un ensamble sinfónico, para eso se necesitan recursos que se darán bajo el esquema de becas, lanzaremos pronto la convocatoria y los jóvenes seguirán en sus clases y tendrán la experiencia de tocar.

La Orquesta Típica de la Ciudad de México también hizo reclamos.

Estamos en una mesa permanente, apoyando todos sus proyectos, este año cumplirá 130 años y lo vamos a celebrar con una orquesta viva, con relaciones laborales normalizadas, con apoyos en todo lo que podemos. Tenemos una relación extraordinaria. Van a tener una sede en la Ollin Yoliztli, se arreglará un espacio que no se utiliza para que dejen de estar arrimados, van a tener su casa; estamos tratando en ir dotando de equipamiento necesario, la vamos a promover mucho y darán un gran concierto. Se hicieron cosas equivocadas, dejó de tocar por ideas territoriales. Todos sabemos que los recursos son insuficientes y el reclamo es que no se les trate con dignidad.

La Filarmónica de la Ciudad de México también reclamaba atención.

Ya me reuní con ellos, ya escuché sus reclamos que no son menores, es una orquesta que se merece muchas cosas. Estamos trabajando con los músicos para buscar alternativas, queremos que salgan a tocar a otros lugares. Necesitan una sede más digna y otras cosas como su base, como músicos porque había violinistas contratados como auxiliares administrativos. También vamos a invertir en el Centro Cultural Ollin Yoliztli y la Sala Silvestre Revueltas, en el Teatro de la Ciudad, el Museo de la Ciudad y el Faro de Iztapalapa.