La Carta de Venecia es un documento importante en la protección del patrimonio cultural del mundo. Su nacimiento, en 1964, resolvió la falta de una normativa general que atendiera a los monumentos afectados durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, 50 años después, la doctora María Guadalupe Zepeda Martínez, investigadora del Centro INAH Jalisco, afirma que es necesario actualizar este escrito, ya que no contempla la protección del patrimonio intangible, ni del paisaje cultural.
«La Carta de Venecia original tiene su planteamiento muy claro sobre el patrimonio material: la arquitectura, la arqueología, las obras de arte, los documentos, todos son elementos y productos humanos tangibles, pero hoy nuestro patrimonio cultural, 50 años después, nos presenta nuevos retos.
¿Cuáles son los nuevos retos? El Patrimonio intangible, las tradiciones, la música, la danza, la literatura, los rituales… todos aquellos productos humanos que no se pueden medir, porque no son materiales, pero que son cultura y que son sujetos de conservación». La investigadora señala que Jalisco cuenta con esta clase de patrimonio que la Carta de Venecia no toma en cuenta. Apunta que al documento se le escapa, por ejemplo, la protección y conservación del Paisaje Agavero, que forma parte de la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
«Aquí en Jalisco tenemos patrimonios mundiales: el Hospicio Cabañas, el Paisaje Agavero, el Camino Tierra Adentro, que pasa por Ojuelos y Hostotipaquillo, y estos dos últimos forman parte de este nuevo universo que se abre a 50 años de aquella carta y que debe su conservación estar garantizada y normada en algún documento internacional, que todavía no existe. Hay diferentes cartas particulares, pero una carta tan general como la Carta de Venecia, que abarque todos estos rubros faltantes, todavía no». Zepeda considera que es importante que la comunidad, las autoridades y los organismos que se dedican a proteger el patrimonio trabajen juntos para que esta clase de riqueza cultural sea respetada.
«O se actualiza la Carta de Venecia, agregándole todo esto que le hace falta, o hacemos un ordenamiento, derivado de la carta de Venecia, pero nuevo.
Esa es la disyuntiva, qué hacemos, actualizamos ésta o generamos un nuevo documento».
Explica que la Carta de Venecia sí se ha aplicado en México, pues cuenta con ordenamientos que han servido de fundamento para la actividad relacionada con la conservación arqueológica y arquitectónica. Resalta que en el documento se especifica que la intervención de un monumento debe detenerse cuando existe la duda de qué es lo que había allí. Además, menciona que el escrito permite el rescate de una pieza.