Cintura de avispa: Riesgos del tightlacing

Desde siempre, las mujeres han buscado cómo lucir cintura de avispa a través de innumerables técnicas estéticas. Para eso se creó el corsé o corset, cuyo uso prolongado –tendencia actualmente conocida como tightlacing o corseting-, ha causado varios problemas físicos. Conoce cuáles han sido las consecuencias de usar corset en la salud femenina.
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Corseting: uso extremo del corsé
El tightlacing o corseting constituye una modificación corporal extrema a base del uso del corsé para moldear la cintura y lograr una notoria disminución de su diámetro.
Reducir esta parte de la anatomía femenina a fin de lucir una cintura breve depende del tipo de cuerpo, músculo y cantidad de grasa que posea la persona, así como su capacidad natural de comprimir esta zona (también se puede hacer uso de fajas y bodys para lograr este propósito momentáneamente).
Un caso notable de esta práctica es el de la estadounidense Cathie Jung, quien ha usado corsé desde hace 30 años y ostenta el título de la mujer con la cintura más pequeña del mundo, de acuerdo con el World Guinness Records. A sus 76 años tiene una cintura de 38.1 cm.
La modificación corporal extrema del tightlacing no es algo nuevo en la historia. Incluso en los siglos XVII y XVIII, el uso del corsé era obligatorio para mujeres europeas.
Hoy en día, las mujeres que quieren moldear la cintura pueden recurrir a otras prendas diseñadas para el mismo fin, como las fajas modeladoras. Aunque el uso de fajas y bodys no es tan rígido sobre el cuerpo como la estructura metálica del corset, los riesgos por su empleo prolongado son similares.
Moldear la cintura a costa de la salud
Páginas en Internet dedicadas a promover el tightlacing, indican que el uso del corsé debe ser de aproximadamente 22 horas por día para que sea eficaz, es decir, quitarlo sólo para el aseo personal.
Además, señalan cómo tener cintura de avispa en un proceso gradual en el que el cuerpo se acostumbre a portar el corset apretado (en un principio, la opresión debe ser suave y aumentar después de algunos días).
Sin embargo, las consecuencias de usar corset en tiempo prolongado no tardan en presentarse:
Desplazamiento de órganos. Los corsés se atan desde el pecho hasta debajo de la cintura, comprimiendo el abdomen y provocando el movimiento de los órganos hacia la parte inferior o superior del torso. Por ejemplo, el útero puede ser desplazado hacia la vagina y causar dolor, problemas menstruales, infecciones vaginales e infertilidad.
Alteración de funciones digestivas. Este desplazamiento de órganos modificará las funciones digestivas al reducir espacio a los intestinos y estómago. Cuando el corset se usa durante mucho tiempo, limita el consumo de alimentos, lo que puede provocar reflujo gastroesofágico, desnutrición o anorexia. La alemana Michele Köbke, cuya cintura mide 40 cm, no puede ingerir porciones normales de comida, por lo que debe consumir hasta 10 porciones pequeñas durante el día.
Problemas respiratorios. El corset apretado impide que el diafragma se expanda de forma normal y presiona la caja torácica que protege los pulmones, los cuales no alcanzan a recibir suficiente oxígeno. Esto causa que las mujeres sufran hiperventilación (respiración intensa y rápida debida a la sensación de falta de aire), hasta desmayos.
Obstrucción del flujo sanguíneo. El corsé ejerce presión sobre las venas de la pelvis, dificultando el flujo sanguíneo y causando hinchazón en piernas y pies. Por tanto, existe mayor riesgo de desarrollar trombos en las extremidades inferiores y sufrir embolia pulmonar.
Deformación muscular y de tórax. El uso prolongado del corsé puede causar atrofia muscular severa y desviación de la columna vertebral, incluso, las tightlacers o practicantes del tightlacing tienen problemas para mantenerse de pie y caminar si no portan la prenda como sostén de su esqueleto.
Irritación e infecciones cutáneas. Como todas las prendas íntimas, los corsets almacenan calor y humedad, por lo que mantenerlos adheridos al cuerpo durante largos periodos, aunado a las cortaduras e irritaciones que pueden causar sus materiales de fabricación, aumenta la posibilidad de infecciones en la piel.
Tightlacers en defensa del corseting
A pesar de que los riesgos del tightlacing han sido demostrados a través del tiempo, las tightlacers defienden su uso alegando que, si bien el corset apretado reduce la capacidad del estómago, no es mayor a la de una cirugía de bypass gástrico (reducción del tamaño del estómago) y sólo limita 10 a 25% la capacidad pulmonar.
Además, argumentan que el desplazamiento de órganos también se da naturalmente durante el embarazo sin causar problemas de salud.
¿Usarías corset?
Es válido intentar moldear la cintura y buscar cómo lucir cintura de avispa, pero evita los graves riesgos del tightlacing tomando en cuenta lo siguiente:
Adquiere un corset cuya reducción de tu cintura no resulte mayor a 10% de su tamaño real. Limita el uso del corsé o fajas modeladoras a ocasiones especiales, no a su uso permanente. Protege tu piel con un corset sin costuras y que tenga forro en la parte superior e inferior. Al colocártelo, hidrata tu torso con crema y talco para bebés, así evitarás rozaduras.
Las fajas modeladoras y corsets no mejorarán tu postura por sí mismas. Acompaña su uso con ejercicios que fortalezcan tus músculos.