Los dientes cumplen con la función de ayudar a cortar y masticar los alimentos con el fin de que éstos puedan ingerirse sin dificultad, asimismo, son parte del aspecto del rostro y son muy útiles para hablar adecuadamente.
Dentición, dientes
Dichas estructuras comienzan a formarse antes de nacer y brotan entre los 6 y 7 meses, aunque hay pequeños en los que aparecen aproximadamente a los 3 meses o, incluso, después de año y medio, sin que ello sea motivo de preocupación. La erupción de la dentadura se presenta de la siguiente manera:
Incisivos centrales: 6 a 12 meses.
Incisivos laterales: 9 a 16 meses.
Caninos: 16 a 23 meses.
Primeros molares: 3 a 19 meses.
Segundos molares: 22 a 33 meses.
El periodo en el que comienzan a brotar las piezas mencionadas es conocido como dentición, etapa que suele ocasionar molestias al bebé, como incremento en la secreción de saliva, dolor, inflamación de encías e irritabilidad.
Cabe destacar que a lo largo de la vida se tienen dos tipos de dientes:
Temporales o de leche. Comienzan a brotar a partir de los seis meses (aunque en algunos niños puede suceder antes o después) y entre los 2 y 3 años se completa una dentadura conformada por 20 piezas. Estos dientes se pierden en su totalidad entre los 6 y 7 años, pero son muy importantes porque contribuyen a mantener el espacio donde crecerán los permanentes.
Permanentes. La erupción dental definitiva comienza a aparecer entre el 6° y 7° año, e incluye 32 piezas, mismas que brotan después de las de leche, y nunca son reemplazadas, por ello, debe brindarse especial atención en su cuidado. Es importante mencionar que los molares posteriores o «muelas del juicio» pueden aparecer a partir de los 17 años o después.
Para asegurar que los niños tengan buena dentición es importante que la madre, desde la gestación, siga dieta balanceada que incluya nutrientes indispensables, como calcio (leche y derivados, sardinas enlatadas, hortalizas de hoja verde, semillas de ajonjolí y perejil), flúor (pescado, col y espinacas) y vitamina D (hígado, leche, mantequilla, huevo, queso, aceite de hígado de pescado, sardina, salmón, atún y levadura).
Posteriormente, debe alimentarse adecuadamente al bebé, ya sea con leche materna o fórmulas especiales recomendadas por el pediatra y, por último, enseñarle buenos hábitos de higiene bucal. Asimismo, durante la infancia, adolescencia y edad adulta es preciso seguir dieta balanceada, la cual puede apoyarse con suplementos de calcio, multivitamínicos, complementos alimenticios y productos fortificados con calcio y vitamina D.
¿Qué hacer para reducir molestias ocasinadas por la dentición?
Para reducir las molestias que ocasiona la erupción de los dientes es recomendable poner en práctica los siguientes consejos:
Envolver el dedo índice con una gasa y dar masaje a las encías del pequeño, pues esto además de ayudarle a aliviar el malestar, permitirá que su boca se mantenga limpia.
Darle al bebé una mordedera ayuda a controlar las molestias, pero es muy importante que previamente se refrigere para que sea más efectiva.
Recurrir a algunos anestésicos locales especiales que se encuentran en forma de solución o gel.
Colocar un babero protegerá al niño de la irritación que puede provocar la saliva en cara, cuello y pecho.
Si el menor llegara a presentar fiebre, diarrea, vómito, somnolencia o infección en encías (se manifiesta con enrojecimiento y presencia de pus), deberá visitarse al pediatra.
Cuando brotan los dientes permanentes o las muelas del juicio, tanto los niños como los adolescentes, respectivamente, pueden experimentar dolor, ante lo cual pueden recurrir a la administración de algún analgésico.
Por otra parte, vale la pena resaltar que los pequeños pueden conservar su dentadura sana si los padres procuran los siguientes cuidados:
Evitar el consumo excesivo de azúcares.
Proporcionar adecuada alimentación e incrementar la cantidad de productos ricos en calcio. Nunca acostar al pequeño con el biberón, ya que la leche y jugos contienen azúcar, y mantenerlos durante periodos prolongados en la boca induce la aparición de caries.
Llevar a los pequeños al dentista, especialista que seguirá la evolución de su dentición y, una vez que aparezcan todas las piezas, procederá a la aplicación de flúor (elemento que protege contra las caries dentales).
Enseñarles la correcta limpieza bucal, proceso que en los bebés se logra al frotar sus encías con una gasa; una vez que broten los dientes puede recurrirse a cepillos dentales muy suaves y, posteriormente (ya que todas las piezas hayan salido), utilizar pequeña cantidad de pasta dentífrica. Sobre este último punto es importante tomar en cuenta que se tienen al alcance diversas herramientas, a continuación se describen:
Cepillo. Instrumento diseñado para que las cerdas con las que está provisto se introduzcan en todos los rincones de las piezas dentales y encías. Su finalidad es mantener lisa la superficie dental, ya que entre más pulida se encuentre será menos probable que la placa bacterial se adhiera a ella, asimismo, es útil para lavar la lengua.