Libre Albedrio

Por Eduardo R. Sanchez

Un maíz sin mexicanos

Me dispongo a conseguir un molino para moler granos de maíz porque quiero hacer tortillas yo mismo. Hace tres meses sembré unos granitos de maíz mexicano, de ese grano que disque no está alterado genéticamente y los resultados no fueron buenos porque los mosquitos atacaron la milpa.
Me tuve que poner trucha, volver a sembrar y echarles ahora sí una combinación de repelentes y vigilar que ningún pájaro llegara a comerse los granos.
Inventé un espantapájaros que me salió medio cucho, pero por lo menos espanta a los pájaros inexpertos.
Todos los días como tortillas, pero nunca me puse a pensar cómo llegaban esas tortillas a mi mesa y decidí experimentar.
Voy como a la mitad del proceso porque no he comprado el molino o metate, pero ya me informé de lo que sigue y parece sencillo.
Unos me dicen que para qué me esfuerzo cuando ya venden la masa lista para ponerle agua, pero yo les digo que eso es lo que ha arruinado la vida de hoy. Ahora mismo casi ningún mexicano hace sus propias tortillas.
Nadie quiere hacer el esfuerzo, ni la investigación de cómo se hacen, porque dicen estar más ocupados en trabajar para pagar el coche que sacaron a crédito. Y platico del maíz porque el mexicano lleva las tortillas y el chile en sus venas, al igual que el frijol.
¿Cuántos de ustedes que se dicen mexicanos ha tocado una planta de maíz y la ha visto crecer como a un hijo? Alguien nos ha torcido la vida y nos ha convencido de que pagar la mensualidad de un carro es más importante que ver crecer una milpa en tu maceta o en tu jardín.
Qué pena tengo de ser mexicano, de ser mexicano dizque moderno, con carros que no son mexicanos, usando ropa que no es mexicana y hasta comiendo tortillas con maíz que no es mexicano. Más vale entonces que se me quite la idea de ser mexicano y vaya pensando en realidad que soy un hijo del sistema, sin mayores valores en la vida que comprar y comprar.
El águila devorando una serpiente postrado en un nopal sólo tiene sentido cuando vemos a la Selección Mexicana de Fútbol jugando como nunca y perdiendo como siempre. Deje de vivir el engaño querido mexicano.
Usted no es mexicano, usted es todo lo contrario. Porque además hasta sus raíces indígenas patea, porque todavía ve feo al naquito, al morenito, chaparrito y gordo. Pero recuerde que usted manda y todavía tiene el poder de cambiar las coas.