Pregunta

Antes que nada quiero agradecer a María Luisa Ibáñez, apasionada defensora de los toros (vivos, naturalmente), por haberme permitido reproducir una carta de su autoría enviada a un diario de su ciudad, Granada, cuestionando la actitud asumida por el recién coronado Felipe VI de España, que tuvo como invitados a su recepción a varios conocidos personajes dedicados a la tortura de animales (también denominados toreros), entre ellos a uno (Juan José Padilla) que fue condenado a 7 meses de prisión hace varios meses por agredir a unos policías.
Aunque ya es bien conocida la poca empatía y compasión hacia los animales por parte de varios miembros de la familia real de ese país, por cierto el país de Europa con mayor número de fiestas con maltrato de animales (y con mayor número de abandonos de animales domésticos), siempre es reprochable que el flamante monarca no demuestre la más mínima sensibilidad hacia los sentimientos de los que se oponen a las tradiciones cavernarias de la tauromaquia y otras fiestas con maltrato, a pesar de que, si bien no todos se expresan en voz alta, los oponentes siguen siendo mayoría en ese país (y en todos los demás donde el dantesco espectáculo aún se lleva a cabo). Aquí la carta:
“Y LOS ANTITAURINOS/AS, ¿CABEMOS EN ESPAÑA?. Esta pregunta nos la hacemos muchos, y aunque ya se la hemos hecho llegar a la Casa Real, me gustaría volver a reiterarla. Y lo hago haciendo alusión al discurso de proclamación del nuevo Rey Felipe VI en las Cortes cuando dijo: “En España cabemos todos”. Si es así, no entendemos cómo es posible que en la recepción ofrecida tras la coronación estuviera representado holgadamente el mundo taurino y no se invitara a ningún representante de la gran parte de población española que, dolida por el mantenimiento de una fatal, anacrónica y cruel tradición, sigue levantando sus voces para pedir Justicia para el animal y avance moral para el pueblo.
¿Será que piensa D. Felipe que no existimos? No lo creo; el movimiento antitaurino ya no puede esconderse por mucho que los medios de comunicación y las instituciones quieran ocultarlo. Cada día somos más las personas que, acorde con nuestros tiempos, no podemos permanecer indiferentes ante semejante tradición bárbara y aberrante. D. Felipe sabe que estamos aquí y, por ello, pienso que debe escucharnos y atendernos como parte de la sociedad española si quiere ser coherente con su discurso.”
Hasta aquí la misiva, recordando que mientras haya gente valiosa luchando por las causas justas, hay posibilidad de mejoría en una sociedad. GSL