La ambición del dinero: ¿Avaricia o fuerzas del mercado?

Los malos manejos del dinero y los escándalos que involucran a las instituciones bancarias no son monopolio exclusivo de nuestro país. Ello no es ningún consuelo sin duda, pero vale preguntarse si estos episodios tendrán relación directa con la naturaleza humana y sus aspectos más negativos como la avaricia, o si son producto de las libres fuerzas del mercado que dictan oportunidades y abren espacios para hacer negocios, independientemente de que a priori sea claro que las leyes serán infringidas, o en todo caso son una mezcla de estos y otros factores.
De otra suerte no se alcanza a comprender la voluntad empresarial, por llamarla irónicamente, que lleva a la realización de aventuras que se asientan en terrenos ilícitosaunque partan de la legalidad.
La respuesta a esa interrogante podría parecer lógica si se parte de la premisa de que son los banqueros y no los bancos quienes cometen actos indebidos, como sostiene la autoridad reguladora de las finanzas de Nueva York. En esta ocasión ha tocado el turno de ser el centro de la atención a BNP Paribas, un banco que para evitar medidas de autoridad más severas, y después de intensos jaloneos en juzgados durante meses, ha aceptado su culpabilidad y el pago de una multa por movimientos financieros con países objeto de sancionesdel gobierno estadounidense, particularmente de Sudán.
BNP Paribas es un grupo bancario con amplia presencia en el ámbito público pues es patrocinador de importantes eventos deportivos como el célebre torneo Roland Garros de tenis. Probablemente menos conocido fuera de los sectores especializados, es que además de que su sede está en Francia, posee tres ramas principales de negocios: de banca personal, de inversión y corporativa, de soluciones de inversión y otras actividades, con presencia desde luego en todo el territorio francés y en Europa, en Estados Unidos, en Asia y en África. Más recientemente, en abril de este año, decidió que su filial (UkrSibbank) cerrara 18 de sus sucursales en Crimea, manteniendo un grupo de 5 abiertas en Simferopol, Sebastopol, Kerch, Yalta y Yevpatoria.
Queda claro que es una institución bancaria metida de lleno y actor relevante de la globalidad económica y financiera. Seguramente por ello es que ha decidido aceptar sus culpas y pagar su multa de 8.9 mil millones de dólares. Las autoridades le suspenderán por un año, a partir de 2015, su capacidad de realizar transacciones en dólares, esencial para emprender negocios internacionales, lo cual será válido para determinadas de sus oficinas en París, Ginebra, Roma, Milán y Singapur.
Los cargos presentados por las autoridades federales y locales de Estados Unidos se vinculan con transferencias millonarias en nombre de Sudán y otros países de la lista negra de sanciones del gobierno estadounidense, contraviniendo las normas y las prohibiciones que pesan sobre dichos países.
De acuerdo con ello, BNP escondió los nombres de clientes sudaneses e iraníes para realizar operaciones en sus bancos de Nueva York y a través del sistema financiero estadounidense entre 2002 y 2012.
Desde una perspectiva positiva, con este fallo las autoridades podrán ahora dirigir sus investigaciones a otros bancos de gran calado, bajo la consigna de que ninguna institución bancaria es tan grande como para ser impune. Desde una perspectiva más modesta, debe considerarse que BNP ha aceptado pagar una multa récord, a sabiendas de que el castigo de las autoridades amenazaba con convertirse en una revocación de su licencia para hacer negocios en Estados Unidos, lo cual a decir de los conocedores, es el equivalente de Wall Street a la pena de muerte para un simple individuo en el sistema legal estadounidense.
Paralelamente, tampoco queda claro el límite hasta el que la autoridad puede llegar para descifrar si este tipo de comportamientos fraudulentos sirven a otros propósitos como lo del blanqueo de dinero o si se utilizan para financiar actividades irregulares en diversas latitudes. Los más críticos señalan que simplemente no existe voluntad de la autoridad para llegar tan lejos dado el tamaño de las influencias y el poder de los grandes consorcios del sistema financiero fuera y dentro de Estados Unidos.
Mientras ello sucede, la inestable situación en Sudán y Sudán del Sur impide hacer progresos tendientes a la eliminación de sus divisiones, de construir un ambiente de conciliación y confianza mutua, incluyendo la demarcación de su frontera mutua, así como definir el estatuto de la rica zona petrolera de Abyei y establecer una zona fronteriza desmilitarizada, entre otros asuntos urgentes para el bienestar de sus respectivas sociedades. Ello sin mencionar la delicada problemáticas humanitaria que prevalece en la región, al igual que los enfrentamientos y la violencia entre grupos rebeldes y autoridades gubernamentales de los dos países.
El gran derrotado con el voto en bloque del PRD en contra del dictamen con la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión fue el coordinador de los senadores de este partido, Miguel Barbosa Huerta. Barbosa y otros senadores perredistas habían sido parte en una negociación, que tuvo varias etapas, con funcionarios del primer círculo del presidente Enrique Peña Nieto.
El grupo negociador del PRD se había comprometido no sólo con los funcionarios de Los Pinos, sino con otros actores, como el senador del PAN Javier Lozano, a que los senadores perredistas aportarían por lo menos 15 votos para la aprobación del dictamen.
Pero a la mera hora, Barbosa sólo pudo juntar cinco votos de perredistas: el suyo y el de los senadores Zoé Robledo, Armando Ríos Piter –autor de la mini Ley Televisa del 2012—, Benjamín Robles y Fidel Demecis.
El compromiso de Barbosa con el grupo negociador de Los Pinos fue tal que el viernes, cuando se discutía el dictamen en el pleno del Senado, el secretario técnico de la Consejería Jurídica de la Presidencia, Misha Leonel Granados, operaba desde el escaño del senador Zoé Robledo.
Mientras el capitán Barbosa hacía grandes esfuerzos por convencer a más senadores de que apoyaran el dictamen, una abrumadora mayoría de perredistas se pronunciaba por votar en contra, por considerar que se trataba de una nueva Ley Televisa.