Probablemente, por higiene, eres de las personas que actualmente o antes, agarrabas un hisopo y te limpiabas la cerilla de los oídos ampliamente y creías que hacías lo correcto. Pues es hora de dejar de pensar que la cerilla es nuestra enemiga y muestra la falta de higiene, ya que introducir objetos en el oído, hasta un hisopo, puede hacer que nos lastimemos y tengamos algún problema auditivo en el futuro.
¿Qué es la cerilla?
La cerilla, cera o cerumen de los oídos es una masa amarillenta compuesta de células viejas y aceite. Esta masa pegajosa, aunque no lo creas, es saludable ya que limpia tus oídos y evita que entre bacteria o algún otro organismo dañino.
¿Cómo la debes de quitar?
Realmente, NO la debes de quitar. La cerilla es eliminada naturalmente por tu organismo, se va cayendo sola, y, además, ya te comentamos que la cerilla es nuestra amiga, no enemiga. Sin embargo, entendemos que muchas personas pueden sentirse sucias si la cerilla es muy notoria, por lo que podrías limpiarte un poco para sentirte mejor. La limpieza debe ser superficial, jamás debes introducir objetos al oído, sólo debes limpiar tu oreja por fuera y con cuidado. Toma una toalla y humedécela con agua tibia y pásala suavemente por tu oreja. Eso ayudará a eliminar el exceso de cerilla sin lastimarte o introducir objetos al oído.
¿Ya no debes usar un hisopo?
No. Como te comentamos anteriormente, si usas un hisopo para limpiar la cerilla, podrías lastimarte por dentro o incluso empujar la cerilla hacia adentro y formar un tampón de cerilla en los oídos.