La Ley de Telecomunicaciones, aprobada ya por el Senado de la República y que será discutida en fecha próxima por la Cámara de los Diputados, compromete beneficios plausibles para los usuarios de los servicios de telefonía e internet, al abrirse la competencia real y atacarse los esquemas monopólicos, algunos de ellos sustentados en la simulación, la complacencia y la tolerancia de las autoridades, como se advierte en el caso de Teléfonos de México.
Así lo apuntó el profesor e investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y del Instituto Tecnológico de San Luis Potosí, Abraham Rivera Hernández, quien destacó que con la nueva legislatura y sus controles, se abrirá para México una nueva era con la democratización de las comunicaciones.
El que se haya tomado la determinación de cancelar los costos excesivos y adicionales en los servicios de telefonía de larga distancia, anticipan ventajas para los usuarios, en particular para quienes tienen familiares en diferentes estados del país.
Sin embargo, dijo el profesor, no queda aún claro cómo se procederá en lo que se refiere a las largas distancias internacionales; un asunto que debería ser objeto de discusión en la Cámara de los Diputados, si no se descuida el enorme volumen de connacionales que en la actualidad se encuentra incorporada, formalmente o no, al aparato productivo estadounidense y por la que ingresan al país grandes recursos económicos que, incluso, son aprovechados, además de por los familiares de los trabajadores migratorios, por los gobiernos federal, estatales y municipales, para la realización de obras y servicios comunitarios.
Rivera dijo que resulta un tanto extraño el que la dirigencia nacional del Partido de la Revolución Democrática haya ordenado una votación en contra, en lo general y en lo particular de este proyecto legislativo, sin que aparentemente se procediera a la ponderación de los efectos positivos de tal modificación general entre los usuarios.
Manifestó que en este sentido habrá que esperar un argumento sólido del perredismo, pues puede darse el caso de que, a final de cuentas, el trasfondo de esta propuesta termine por hacer más caro el caldo que las albóndigas.