Pirámide de Cholula, en un 'estado de salud delicado'

Un estudio de la ingeniera química Nora Pérez, en el que intervinieron especialistas de la UNAM y del INAH, revela que la Gran Pirámide de Cholula, edificada por los cholultecos entre los años 30 y 450 de nuestra era, presenta un «estado de salud delicado».
De acuerdo con un boletín difundido por la Dirección General de Comunicación Social, de la UNAM, el objetivo del estudio, centrado en la composición de los materiales con los que fue hecha la estructura que soporta en su cúspide al Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, es el de «saber qué intervenciones aplicar», ya que la Gran Pirámide está dentro de un sistema dinámico donde entra agua y las raíces de distinto tipo de flora crecen encima, por lo que debe darse una intervención multidisciplinaria para asegurar su conservación.
La especialista realizó diversos estudios para su tesis de doctorado sobre la estructura también llamada Tlachihualtépetl, que del náhuatl se traduce como «cerro hecho a mano». Para dicho fin, Pérez se valió de la intervención de Carlos Cedillo, arqueólogo, y Dulce María Grimaldi, restauradora, ambos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Petrografía, microscopía óptica, difracción de rayos X, resonancia magnética nuclear y colorimetría son algunos de los métodos que se emplearon para determinar la composición de los materiales de construcción.
La pirámide se edificó con un sistema de construcción de tierra conocido como adobe, conformado por materiales volcánicos, producto de las cercanías con el Popocatépetl; piedras redondas, restos de cerámica y pedazos de obsidiana. Además se hallaron restos esqueléticos de microorganismos de zonas lacustres o de mar de épocas geológicas, ya que la región de Cholula estaba cubierta de agua hace millones de años, de acuerdo con la especialista.
Para dar continuidad a este proyecto, y determinar el método de conservación idóneo, se contempla la participación de geólogos, arquitectos, ingenieros, arqueólogos, restauradores y «nosotros, los científicos, para plantear una estrategia óptima», concluyó.