¿No te encantaría escapar de este mundo atareado y pasar algo de tiempo solo con tus pensamientos? Quizá no, según indica un estudio con voluntarios que lo intentaron.
Algunos incluso empezaron a darse descargas eléctricas cuando empezaron a pasar los minutos.
«Creo que muchos intentaban salir del aburrimiento con descargas», comentó el psicólogo Timothy Wilson, de la Universidad de Virginia. «Es sólo un signo de lo difícil que puede ser para la gente (quedarse a solas con sus pensamientos). Esto no es algo que la mayoría de la gente encuentre muy agradable».
Wilson y otros coautores del estudio recogieron sus hallazgos en un artículo publicado el jueves en la revista Science.
En una serie de experimentos, varios estudiantes universitarios dejaron a un lado sus celulares y otras distracciones y pasaron entre seis y 15 minutos a solas en una sala poco amueblada del campus. Se les dijo que se entretuvieran con sus pensamientos, o se imaginaran haciendo una de tres actividades agradables, como senderismo.
La experiencia no fue exactamente paradisiaca. En una escala de nueve puntos de disfrute, su puntuación media estaba en torno a la mitad. Y aproximadamente la mitad de los participantes le dieron una puntuación intermedia o baja.
Hacerlo en casa no resultó más agradable. Cuando los investigadores pidieron a 61 personas de la comunidad que lo intentaran en casa, en torno a la mitad admitió haber hecho trampas consultando su celular, escribiendo o dibujando. Sus evaluaciones fueron similares a los de los estudiantes.
El experimento más desconcertante implicaba una descarga eléctrica. Primero, los estudiantes se dieron una descarga en el tobillo y evaluaron cómo de desagradable era. Luego se les pidió que imaginaran que se les daban cinco dólares, y dijeran cuándo pagarían para evitar otra descarga, o para recibirla. Luego se les dijo que si querían, podían volver a darse una descarga durante sus 15 minutos a solas.
De los 55 participantes, 42 dijeron que pagarían para evitar otra descarga. Pero cuando se quedaron solos, algunos decidieron dares la descarga de todas formas: 12 de los 18 hombres y seis de las 24 mujeres.
Los resultados sorprendieron a Wilson. Cuando comenzaron el estudio, señaló, «parecía que no debería ser tan duro para la gente utilizar (su celebro) para entretenerse».