Detrás del jogo bonito, la fiesta y el fair play en el Mundial, otra Copa del Mundo está en disputa. En ésta, la Cidade Maravillosa, una red de la mafia internacional estableció su centro de operaciones en un negocio millonario del que aficionados de todo el orbe son víctimas: la reventa.
Si piensa usted que las organizaciones criminales fueron borradas del mapa en esta ciudad, luego que la policía militar limpió las favelas, apresó a algunos jefes del narco y desplazó a las milicias armadas, peca de ingenuidad. La mafia brasileña está más activa que nunca y tiene a un fuerte socio: la FIFA.
Las investigaciones realizadas de la Policía Civil de Río de Janeiro indican que un alto mando de FIFA podría ser uno de los escalafones de la organización criminal transnacional, en la que federaciones de futbol de varios países estarían involucradas.
Este jueves, el delegado Fabio Barucke, titular de la 18 dirección policial de Río, que ha liderado esta investigación hecha por espionaje telefónico autorizado por el Poder Judicial, informó a los medios que se identificó a un alto miembro de FIFA a la cabeza de la organización criminal y están tras sus pasos.
Por la geolocalización del teléfono móvil se sabe que este personaje se hospeda en el hotel Copacabana Palace de esta ciudad, en donde duermen todos los altos mandatarios de FIFA desde el 12 de junio.
La investigación Jules Rimet fue realizada sin informar a FIFA, que no dará declaraciones hasta que concluyan las indagaciones.
El pasado miércoles, la policía brasileña puso en marcha un operativo para detener a revendedores. En total fueron apresadas 11 personas: 9 en esta ciudad y dos en Sao Paulo. Se decomisaron cientos de boletos, máquinas contadoras de billetes, dinero en efectivo, documentación, equipo de cómputo, de radiocomunicación, acreditaciones de FIFA y autos rotulados.
La mafia de la Copa Mundial, con residencia en Brasil
Sobre el boulevard Las Américas, en Barra de Tijuca, están los exclusivos desarrollos residenciales. No pareciera que uno está en Río, la ciudad de las favelas. Desde aquí, los jefes de la FIFA, ex directivos de organismos, estrellas del futbol y jefes del crimen organizado coinciden en suntuosas fiestas, donde gastan miles de reales en alcohol, comida y mujeres, mientras negocian y fijan el precio de la reventa.
Estos son los territorios de uno de los Cartolas —como llaman a directivos corruptos del futbol— más poderoso del país, Ricardo Texeira. Exiliado en Estados Unidos, luego de un escándalo de corrupción cuando era presidente de la Confederación Brasileña de Futbol (CBF).
Y es aquí, en el Condominio Santa Mónica, que uno de los jefes de la red criminal asentó su residencia durante la Copa. El franco-argelino Mohamadou Lamine Fofana tiene vínculos con futbolistas y ex futbolistas brasileños, directivos de la CBF y empresarios vinculados al crimen organizado en Río.
Esta red criminal opera bajo la fachada de agencias turísticas y hoteleras y fue descubierta mediante espionaje telefónico, que el miércoles rindió los primeros resultados y ha tensado las relaciones entre FIFA y el gobierno local.
La red vendía entradas a partidos otorgadas por FIFA a patrocinadores, familiares de jugadores y federaciones a precios elevados o en subastas por Internet.
Viste traje oscuro, camisa blanca y corbata. Luce serio e impasible. “No tengo más qué decir. Claro que lo tenemos, tenemos su teléfono y sólo estamos esperando para apresarlo. Alguno de los detenidos hablará y lo hará caer”, dijo Barucke.
En toda esta trama, un poderoso jefe del crimen organizado del oeste de Río, también fue intermediario para la distribución de las entradas en las calles.
Esta intrincada red de la mafia había sido denunciada ya por el periodísta escocés Andrew Jennings (Un Jogo Cada Vez Mais Sujo. Ed. Panda Books. 2014), que documentaba cómo las redes criminales y directivos de FIFA estaban tejiendo el jugoso negocio del Mundial Brasil 2014 mediante la apropiación de boletos y su venta a través de agencias de viaje, la compra masiva de reservas en hoteles y aviones para su reventa y el lavado de dinero en la construcción de estadios y obras de infraestructura inexistentes o mal construidas como el puente que cayó ayer en Belo Horizonte.
En esta mafia, según el reportaje, estarían involucrados Joao Havellange, ex presidente de FIFA; su yerno, el brasileño Ricardo Texeira; Joseph Blatter, actual dirigente de FIFA, y dos hermanos mexicanos de nombre Enrique y Jaime Byron, dueños de las empresas Match Service y Match Hospitality.
Match Service, única empresa autorizada por FIFA para venta de paquetes turísticos al Mundial, es ya investigada por la Comisión de Defensa del Consumidor, órgano ligado al gobierno federal de este país, por supuesta práctica de cártel, ya que especuló con los precios de hoteles al bloquear casi la totalidad de los cuartos disponibles, lo que hizo que el valor por día aumentara desde hasta 300%.
Match Hospitality, también propiedad de los hermanos Byron, es la única empresa designada por FIFA para la emisión, administración y venta de boletos de entrada durante las últimas Copas del Mundo.
En la playa Copacabana, afuera del hotel Copacabana Palace, aficionados se han apostado con carteles en los que piden entradas para un partido, mientras la investigación sigue en curso con la detención de 11 revendedores quienes podrían revelar el nombre de su jefe.