La remota isla a la que Bangladesh está trasladando refugiados «contra su voluntad»

Las autoridades de Bangladesh han comenzado a reubicar a miles de refugiados rohingya en una isla remota, pese a las preocupaciones de la comunidad internacional sobre la seguridad y la falta de consentimiento por parte de los propios refugiados.

Cerca de mil 600 refugiados fueron llevados el pasado viernes a Bhasan Char, una isla propensa a inundaciones que está situada en la Bahía de Bengala, informó Reuters.

La isla, situada a unos 60 kilómetros de la costa de Bangladesh, emergió del mar hace menos de 20 años.

Situada a menos de dos metros del nivel del mar, está hecha completamente de limo, un sedimento del Himalaya transportado por el río.

Bangladesh dice que todas las personas trasladadas allí han dado su consentimiento.

Pero refugiados rohingya en Bangladesh le dijeron a la BBC en octubre que no querían ser reubicados en esa isla.

Una vista áerea de las casas con techo rojo en Bhasan Char.

Además, varios grupos de derechos humanos han expresado su preocupación sobre la posibilidad de que muchos de quienes viajaron a la isla hubieran sido trasladados en contra de su voluntad.

La ONG Human Rights Watch dijo que había entrevistado a 12 familias cuyos nombres figuraban en las listas para ser transportados pero que no se habían ofrecido como voluntarios para ir.

Naciones Unidas, por su parte, aseguró que se había proporcionado una «información limitada» sobre las reubicaciones y que la institución no estaba involucrada en el proceso.

El ministro de Relaciones Exteriores de Bangladesh, Abdul Momen, aseguró que el gobierno «no estaba llevando a nadie a Bhasan Char por la fuerza».

Los rohingya han huido de Myanmar después de una ofensiva militar que comenzó hace tres años.

Según los investigadores de la ONU, hasta 10 mil personas murieron y más de 730 mil fueron desplazadas por la fuerza.

Desde entonces, cientos de miles viven en la ciudad de Cox’s Bazar, un extenso campo de refugiados situado en Bangladesh.

Rashida Khatun, de 55 años, le dijo a la BBC en octubre que sus hijos estaban entre los 300 refugiados iniciales enviados a Bhasan Char en contra de su voluntad a principios de este año después de pasar varios meses en el mar intentando huir de Bangladesh.

Limitado acceso

Cuando los reporteros de la BBC visitaron la isla en octubre, se les negó el permiso para hablar con los refugiados que ya vivían allí.

«Nos han traído aquí por la fuerza. Hace tres días, cuando supe que mi familia está en la lista, me escapé del edificio, pero ayer me atraparon y me han traído aquí», le dijo a Reuters el pasado jueves un hombre de 31 años, entre lágrimas, mientras subía a un autobús desde Cox’s Bazar.

Mohammad Shamsud Douza, el funcionario adjunto del gobierno de Bangladesh a cargo de los refugiados, afirmó que la reubicación es voluntaria.

En mayo de 2018, las autoridades empezaron a construir en la nueva isla de Bhasan Char.

«Van felices allí. Nadie está obligado. El gobierno ha tomado todas las medidas para hacer frente al desastre garantizando su comodidad y sustento», dijo.

Las autoridades de Bangladesh han construido en la isla varias infraestructuras, que han costado unos 350 millones de dólares en tres años.

Desde 2018 se han construido allí un total de mil 440 viviendas con cocinas y baños adyacentes para ser compartidos entre varias familias.

Su objetivo es reubicar a más de 100 mil refugiados para aliviar las tensiones dentro de los campos de Bangladesh.

A principios de este año, Amnistía Internacional publicó un informe que condena las condiciones de vida a las que se enfrentan los 306 rohingya que ya viven en la isla.

La construcción de 1.440 viviendas con capacidad para cuatro personas y una enorme barrera de defensa contra las mareas empezó en 2018.
El informe contenía denuncias de condiciones de vida precarias y antihigiénicas, comida y servicios médicos limitados, así como falta de teléfonos para que los refugiados puedan comunicarse con sus familias.

También registró casos de acoso sexual, tanto por parte de la Marina como de trabajadores locales que participan en la extorsión.

El comodoro Abdullah al Mamum Chowdhury, portavoz de la Marina, negó los cargos.

«Los estamos cuidando como nuestros huéspedes», dijo.

«Se les da comida adecuada y acceso a todas las instalaciones».