Mayflower: el escabroso legado de los peregrinos que llegaron a EE.UU

  • En un momento en que Estados Unidos está bajo presión por el peso y las contradicciones de su historia, desembarca el aniversario número 400 del Mayflower.

Este año el país se ha visto obligado a afrontar el nefasto legado de la esclavitud y el racismo sistémico que surgió de ese pecado original.Se han derribado y eliminado estatuas que conmemoran a los héroes de la Confederación. Han surgido nuevos puntos de referencia, como las palabras Black Lives Matter pintadas con letras amarillas fluorescentes a pocos metros de la Casa Blanca.

La reciente muerte del congresista afroamericano John Lewis, un héroe de Freedom Rides y Selma, nos ha recordado las batallas culminantes de la era de los derechos civiles en la década de 1970.
Así, en medio de la lucha contra el distópico brote de coronavirus, un nuevo mundo desconcertante, también hemos estado sumergidos en los eventos de antaño. El pasado es siempre el presente en Estados Unidos de América.
Desde el Tea Party Movement (Partido del Té) actual hasta los manifestantes que apuntan al general más célebre de la Confederación, Robert E Lee; desde la discusión sobre si el equipo de fútbol americano de Washington debería llamarse a sí mismo Redskins (los Pieles Rojas) hasta la disputa sobre si todavía se debería honrar a los Padres Fundadores que poseían esclavos… Ningún país del mundo vive y disputa su historia con tanta pasión y ferocidad.
Jamestown / Plymouth
En este 400º aniversario, ¿merece siquiera tanta celebración? Después de todo, el Mayflower no trajo a los primeros colonos ingleses a estas costas.
Tampoco la plantación de Plymouth fue el asentamiento inaugural. Jamestown, en Virginia, se había fundado 13 años antes. En el oeste, los españoles ya se habían establecido en Santa Fe, la capital de lo que ahora es Nuevo México.
Y quizás valga la pena señalar lo obvio desde el principio: que los Padres Peregrinos no deben confundirse con los Padres Fundadores, los patriotas que lucharon contra los británicos en la guerra revolucionaria, los visionarios que en 1776 lanzaron este bullicioso experimento en democracia.
George Washington no era uno de los pasajeros a bordo del Mayflower, un error en el que se ha incurrido en ocasiones, aunque nueve presidentes de EE.UU. pueden rastrear sus linajes hasta aquellos que hicieron el viaje, incluidos los Bush y Franklin Delano Roosevelt.
Plymouth / Filadelfia
Plymouth Rock no es Filadelfia, la cuna de la constitución estadounidense. El paso transatlántico del Mayflower no está impregnado de la misma gloria nacional que el cruce del Delaware o el asalto a las playas de Normandía, a pesar de las afirmaciones de las atracciones turísticas locales de que fue el viaje que hizo una nación. Los estadounidenses no convergen en Plymouth Rock con el mismo sentido de peregrinaje que, por ejemplo, en Gettysburg o incluso Graceland.
A finales del siglo XIX había un plan para erigir una estatua para conmemorar a los Padres Peregrinos que rivalizaría con el Coloso de Rodas y empequeñecería a la Estatua de la Libertad de Nueva York. Pero esta octava maravilla del mundo nunca se hizo realidad, y en su lugar se construyó un monumento más diminuto.
Pacto / Declaración
El pacto del Mayflower es un documento histórico significativo, la «cuna sacudida por las olas de nuestras libertades», como lo expresó evocativamente un historiador. Firmado por los Peregrinos y los llamados Extraños, los artesanos, comerciantes y sirvientes traídos con ellos para establecer una colonia exitosa, acordó aprobar «leyes justas e igualitarias para el bien de la Colonia».
Fue el primer experimento de autogobierno del Nuevo Mundo. Algunos académicos incluso lo ven como una especie de Carta Magna estadounidense, un modelo para la Declaración de Independencia y la Constitución de Estados Unidos. Sin embargo, los estudiosos del Centro Constitucional de Filadelfia señalan que en gran medida ya estaba en el olvido para cuando los padres fundadores se reunieron en el Independence Hall.
Puritanos / Peregrinos
Los políticos de hoy en día se han apropiado de algo del lenguaje mesiánico de la era de los colonos. A Ronald Reagan le gustaba hablar de «la ciudad en la colina», imitando el lenguaje usado por John Winthrop mientras viajaba hacia Nueva Inglaterra. Pero Winthrop era más puritano que peregrino, y zarpó a bordo del Arbella en lugar del Mayflower.
Es una diferencia sutil pero importante. A diferencia de los peregrinos, los puritanos, que llegaron diez años después, no eran separatistas. Habían permanecido en la Iglesia de Inglaterra con la esperanza de desterrar sus costumbres católicas desde adentro