Salud mental de niños y jóvenes, lesionada; reporte de UNICEF

En menos de tres años, el sismo de 2017 y la pandemia de Covid-19 ha lesionado la salud mental de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en México.

La generación  golpeada por el temblor de hace tres años y hoy por la contingencia sanitaria tiene mayor riesgo  de abandonar la escuela, de ser reclutada por el crimen organizado o de incorporarse a las filas del trabajo infantil. Se exponen más al embarazo infantil y al matrimonio temprano

Dos de cada 10 adolescentes afectados por los sismos de septiembre experimentaron tristeza y la mitad perdió el apetito,  de acuerdo con un reporte del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). 2017 fue un año que marcó la vida de 7 millones de niños y adolescentes en las zonas más afectadas de Oaxaca, Chiapas, Ciudad de México, Puebla y Morelos, según el organismo.

Hoy la crisis sanitaria está teniendo un efecto dominó que golpea de nuevo a niños, niñas,  adolescentes y jóvenes.  El desempleo y el aumento de la pobreza derivado de la peor crisis de los últimos 80 años empujará, según advierten especialistas y organismos internacionales,  a niños y niñas a incorporarse al trabajo infantil, lo que a su vez derivará en abandono escolar.

Definitivamente si  una familia cuando los niños están en una condición todavía  precaria donde los papás o mamás  están en  una situación de que todavía  están sin casa o no lo han podido recuperar   todo,  donde se ha dado más alcoholismo porque es una de las consecuencias, más violencia; si una familia está en esa dificultad y no ha sido atendida  y  no ha sanado sus heridas y no ha podido enfrentar las situaciones más estructurales, es posible que  toda la familia y entonces los niños se encuentren en una situación sicológicamente más vulnerable y obviamente el covid ha venido a sumarse a esto”, explicó Dora Giusti, jefa de Protección a la Infancia de UNICEF México.

En entrevista, Giusti señaló que el impacto  en la salud mental de los niños y niñas puede ser mayor en hogares que vivieron las consecuencias del sismo y apenas empezaban a recuperarse cuando llegó la pandemia.

Entonces los niños y adolescentes  que tienen o tenían ya  antes de la pandemia indicadores de posible riesgo de abandono  escolar, en esta situación podrían ser empujados o tener más factores que los animan a irse y abandonar la  escuela  también por  razones económicas y  porque no tienen acceso a tecnología; entonces hay consecuencias  tanto en la parte de salud mental como en  el aprendizaje, pero también en  la posible continuación  y la exposición a otros tipos de riesgo como  el trabajo infantil y el matrimonio infantil que el cierre de las escuelas puede alimentar”, planteó.

La jefa de Protección a la Infancia de UNICEF en nuestro país, detalló que al reabrirse las escuelas tras los sismos de 2017, el organismo detectó problemas de rendimiento escolar y concentración.