Trombosis venosa: ¿Por qué aumentan los casos con la inmovilidad?

A más de ocho meses de que el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 empezara a propagarse, la actividad en el mundo comienza a reactivarse poco a poco, pese a que las diversas situaciones epidemiológicas de cada país aún obligan a mantener diferentes tipos de aislamiento, los casos de trombosis venosa son más frecuentes debido a la poca movilidad del encierro.

Sin tratamiento específico ni vacuna que pueda prevenir la enfermedad, el distanciamiento social es una de las maneras más efectivas de interrumpir la transmisión del virus. Se sabe que, aunque necesaria, esa medida tiene impacto en la salud física y mental. El aumento en los casos de trombosis venosa, producto de la reducción de la actividad física, es una de esas consecuencias.
«Si bien todavía es prematuro analizar todas las consecuencias físicas y psíquicas que va a producir el encierro prolongado, hay un tema que los médicos estamos observando en consultorio y en las guardias: un aumento de las trombosis venosas superficiales y profundas de los miembros inferiores», advierte un médico especialista.
¿Por qué aumentan los casos con la inmovilidad?
A la falta de movimiento que induce el pasar más tiempo en casa -sobre todo en adultos mayores, en personas que realizan home office o en aquellas que todavía no pudieron volver a sus empleos-, se le suman las actividades sedentarias de ocio: mirar películas, leer libros acostados, pasar mucho tiempo sentados frente a la computadora, entre otras.
¿Qué es la trombosis?
«La sangre es un tejido líquido muy espeso, ya que casi el 50 % son componentes sólidos (glóbulos rojos, blancos y plaquetas) que se encuentran dispersos en la fase líquida (plasma). Este sistema de dos fases (sólidos dispersos en un líquido) se denomina coloide», explica el especialista
«La sangre necesita estar en movimiento para poder fluir por las arterias como un líquido y oxigenar los tejidos con el oxígeno que transporta la hemoglobina y llevarse los desechos celulares desde los tejidos a través de las venas». El enlentecimiento de la circulación de la sangre puede provocar trombosis.
En dinámica de fluidos, la sangre se comporta como un líquido “no newtoniano”, es decir, su viscosidad depende de la velocidad. Si la velocidad disminuye mucho, se puede formar un coágulo interno o trombo.
La sangre se pone en movimiento en el sistema circulatorio por la energía mecánica del corazón, que la impulsa con cada latido, dentro del sistema cerrado de “cañerías” que conforman las arterias, las venas y los capilares.
«Si se toma una foto del sistema circulatorio en cualquier momento dado, se va a encontrar el 13% de la sangre en las arterias, el 64% en las venas, el 7% en los capilares, 7% en el corazón y 9% en los vasos pulmonares -precisa el cirujano-. Es decir, casi el 70% de la volemia (cantidad total de sangre de un individuo) está siempre en las venas. Las venas llevan sangre carboxigenada (“sucia”) al corazón para que éste la envie al pulmón a renovarse con el aire que respiramos.»
Y aquí el problema: la sangre venosa de los miembros inferiores es la que mayor dificultad tiene para llegar al corazón porque debe vencer la ley de la gravedad. El estar mucho tiempo frente a la computadora o tirados en un sillón dificulta aún más el retorno venoso.