El fantasma de Enfield, la posesión demoníaca mejor documentada

Pero nada de lo que esperaba ocurrió, al contrario, su estadía en el lugar se convirtió en una pesadilla de la que no podían despertar y de la que todo el mundo tenía una opinión. A los pocos días de mudarse a la casa, dos de los niños notaron que algo extraño ocurría ahí. Todo empeoró una noche de agosto de 1977 cuando Janet de 11 años y Johnny de 10, despertaron aterrados y gritando que su cama no paraba de moverse de arriba a abajo. Cuando Peggy llegó al lugar para auxiliar a sus hijos, el aterrador movimiento ya había cesado.
La actividad paranormal fue en aumento
A la noche siguiente la escena volvió a repetirse, pero esta vez los niños contaban que vieron una silla moverse sola y que escucharon fuertes golpes provenientes del suelo de su habitación. La mujer nuevamente acudió a ver qué ocurría y fue entonces cuando notó que un baúl no estaba dónde ella lo había dejado.
A pesar del peso del objeto, se las arregló para moverlo y dejarlo al otro lado de la habitación, pero cuando regresaba a su cuarto vio cómo el baúl se movía sólo y volvía al lugar donde estaba. “Estábamos asustados, pero también intrigados”, aseguró Janet 38 años después en una entrevista “-Mi mamá- Estaba sin habla, la verdad. Ella empujó el insólito baúl hacia atrás y éste empezó a moverse de nuevo. Ella trató de empujarlo de nuevo y no se movía. Así que nos gritó ‘Bien, vamos abajo’. Estábamos muy nerviosos. Había un ambiente raro en la casa. Y entonces comenzaron los golpes”, agregó..