El artista que captó su luz interior, Juan Soriano

Para celebrar el centenario del natalicio del pintor y escultor Juan Soriano (1920-2006) algunos museos como el de Arte Moderno, el Nacional de la Estampa, el Soumaya, la Casa de la Cultura
Jalisciense y el Museo Morelense de Arte Contemporáneo (MMAC) realizarán exposiciones, charlas y conversatorios para abordar sus múltiples facetas.
En entrevista, Marek Keller, director de la Fundación Juan Soriano algunas de las actividades programadas y reveló la historia de dos obras poco conocidas de la producción pictórica de Soriano, a quien define como un artista que siempre fue auténtico y buscó la verdad.
La obra de Juan es verdadera y auténtica, porque nunca se dejó llevar por influencias o modas, como sucede en otros casos. Recuerdo que él exploró el arte abstracto durante algunos años, pero se dio cuenta de que no era su destino y lo dejó. Así que, en sus obras, él intentaba transmitir su verdad y lo que él aprendió sobre el mundo, la naturaleza, la belleza de su país y de la naturaleza. Él siempre trató de decir lo que tenía en el fondo del alma”.
El Gato Genio
Para Marek Keller, cada cuadro o cada escultura de Juan Soriano —bautizado con el nombre de Juan Francisco Rodríguez Montoya— tiene una historia concreta, como lo reflejan dos cuadros que exhibe en las nuevas instalaciones de la fundación, ubicada en la colonia Roma Norte.
El primero es Retrato de una filósofa, de 1955, que dedicó a la filósofa María Zambrano, quien se exilió a causa del franquismo. “Se trata de un retrato bastante abstracto, el cual no le gustó mucho a ella y se lo dijo a Juan, aunque era su amigo. En la imagen se aprecia un gato y ella es captada como una hechicera que prepara algunas cosas, porque así la describía el artista. Sin embargo, para él este cuadro tenía un sentimiento muy fuerte, aunque no recuerdo el momento en que lo pintó”, detalló.
Y el segundo es El gato en la ventana, de 1978, donde capturó al único gato que vivió en su casa de París. Esa pieza la pintó con la beca de la Fundación Televisa, impulsada por Emilio Azcárraga Milmo. La beca cubría materiales y manutención del creador durante un año, a cambio de tres exposiciones en París,
Washington y el Museo de Arte Moderno de México, cuya obra pasaba a la fundación.
Con aquel dinero, Soriano compró un piso de 220 metros cuadrados en París, el cual aún conserva y pronto se decidirá su destino.
Aquellas obras de Soriano se perdieron durante el sismo de 1985, dado que estaban en el edificio de Televisa Chapultepec, pero otras se salvaron y hace pocos años la Fundación Televisa las vendió y Keller adquirió ésta.
¿Cómo llegó ese gato a la vida de Juan? “Recuerdo que unos amigos de Juan que vivían en París –los señores Davidoff–regresaban a México y le ofrecieron a Juan un sillón muy bonito que él aceptó, pero la condición era que iba acompañado de un gato.
Juan no había tenido animales, pero le gustaba tanto ese sillón que aceptó. Él imaginaba que abriría la puerta y el gato se escaparía. Y así sucedió, pero a los cinco minutos volvió y se hizo el dueño de la casa. Recuerdo que Juan hacía acuarelas sobre el piso y el gato le agarraba el pincel. En una ocasión, el artista salió a caminar un poco y cuando regresó el gato se había comido una parte de la pieza. Entonces, me dijo: ‘Marek, mira, el gato se comió la parte de la acuarela que no me gustaba y que no sabía qué hacer con ella’. Así que era un gato genio, un genio plástico. Pero la historia terminó muy mal, porque el gato enfermó y cuando lo llevamos al veterinario nos dijo que estaba envenenado y fue una sorpresa”.