Entre el repertorio de canciones en los parques de pelota, el sonido de la tambora irrumpe con sus particulares acordes. La afición que acude asiduamente a los partidos de beisbol de Grandes Ligas de inmediato reconoce las notas El Sinaloense -una de las más emblemáticas canciones de El Recodo- gracias a que algunos de los grandes exponentes del beisbol mexicano en las Mayores la convirtieron en su himno de guerra.
En la actualidad, cada vez que están por pronunciarse los nombres de Óliver Pérez, Roberto Osuna o Julio Urías suele retumbar la melodía compuesta por Severiano Briseño a través de las bocinas del sonido local. Y es que México es un país exportador de peloteros por naturaleza, su probado talento les ha valido ganarse el respeto en la pelota estadounidense, pero un cúmulo de factores ha hecho cada vez sea menos frecuente el transitar de mexicanos en MLB.
“El crear una figura mexicana lleva su tiempo”, dice Rodrigo Fernández, director de MLB México. “No puedes de la noche a la mañana crear un Mike Trout mexicano”.
