Corrupción, la causa de la deplorable situación de las pensiones en el IMSS

Es lamentable lo que le sucedió en días pasados a Omar García Harfuch, Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México y, cómo dicen por ahí, esa es historia de policías y ladrones, a nosotros nos toca platicar de la Seguridad Social, de esa que enfrenta a legisladores, académicos y expertos en la búsqueda de un sistema más justo y con mejores resultados, particularmente en lo que a pensiones se refiere.

En este sentido, el enfrentamiento no es con balas ni camionetas blindadas, los sicarios de las pensiones visten de traje y usualmente pueden tener un puesto en el gobierno, y las víctimas claramente son el pueblo de México.

Los sistemas de pensiones vigentes en el país se distinguen conforme a la Ley del Seguro Social de 1973 y la posterior ley que entro en vigor en 1997, siendo la diferencia más importante que en el sistema anterior la solidaridad es el pilar del sostenimiento del mismo y la pensión es pagada por el IMSS, sin embargo, en el sistema actual, de manera individual hay que ahorrar dinero que a su vez es administrado por las AFORES.

Los legisladores en 1997 copiaron el sistema de pensiones utilizado por Chile, aunque desafortunadamente ni para copiar salieron buenos porque mientras en el citado país se ahorra a una tasa del 10% sobre del salario base de cotización, en México se pensó que con un 6% seria suficiente (Colombia tiene una tasa de ahorro del 16%). De este modo, surge el primer problema: qué tasa es la que actuarios, legisladores, expertos y otros deben considerar para obtener un ahorro que permita tener una pensión digna en la edad de retiro.

Como segundo problema surge sobre de qué importe se paga la tasa antes mencionada y para ello la Ley del Seguro Social establece que será sobre el “salario base de cotización”, resultando esto en una clara afectación de carácter práctico, ya que el IMSS no logra fiscalizar de manera adecuada a los patrones, quienes en ocasiones por desconocimiento y otras tantas por no incrementar sus gastos, cotizan a los trabajadores con salarios base de cotización menores a los que realmente perciben, es decir, si un trabajador gana $10 mil pesos al mes, normalmente estaría ahorrando el 6% que son $600 pesos, sin embargo, si lo dan de alta con el salario mínimo de aproximadamente $4,000 pesos, entonces solo estará ahorrando $240 pesos mensuales.

La falta de voluntad política, así como la complacencia de los funcionarios del IMSS, ha provocado una evidente afectación en el valor de las pensiones a que pudieran tener derecho los trabajadores, destacando un siguiente elemento importante que son las “semanas cotizadas”, mismas que son un requisito indispensable en la ley anterior de 500 semanas y en la actual de 1,250.

Aquí es donde observamos el tercer problema e incluso diversos mecanismos de fraude que sólo pueden ser entendidos con el apoyo de funcionarios, los cuales afilian a personas que no son empleados. A este respecto, tenemos conocimiento de casos en los que una empresa ha sido objeto del robo de identidad de su representante legal, para posteriormente afiliar de manera fraudulenta a personas que tienen entre 60 y 75 años de edad, mismas que no son empleados del patrón, trayendo como consecuencia el intento de cobro de cuotas en perjuicio de este último, del IMSS y de México.

Por ello, surgen las preguntas, ¿son los funcionarios del IMSS o la CONSAR, quienes de manera indebida y de común acuerdo con personas que desean pensionarse, hacen este tipo de fraudes?, ¿dónde están los actuales funcionarios mientras esto sucede frente a sus ojos? Pareciera que la respuesta es la misma de siempre, están de floreros.

Al más claro estilo del crimen organizado, encontramos a legisladores que establecen leyes con políticas públicas insuficientes al considerar una tasa de ahorro irrisoria, así como funcionarios que en el ejercicio de su cargo público omiten fiscalizar la base de cotización. Así mismo, existen funcionarios coludidos con personas para que los afilien de manera fraudulenta y así obtener semanas de cotización. Patrones que, aún cumpliendo con la obligación de afiliar, ya sea con los salarios reales o salarios ficticios, no pagan las cuotas de Retiro, Cesantía en Edad Avanzada y Vejez, que son las que constituyen el ahorro para la pensión y, por último, las AFORES que cobran comisiones elevadas y otorgan rendimientos tan pequeños que las hace partícipes de este entramado.

Es la corrupción que tanto aqueja a nuestro país, sí, esa que el presidente Andrés Manuel López Obrador dice que se ha terminado, pero que está arraigada en cada rincón de las oficinas de organismos como el IMSS. No usan balas ni camionetas, sólo son sicarios que utilizan sus cargos y funciones para afectar al pueblo, al mismo que pertenecen, por ello hay que cuidarnos de esta guerra de pensiones y ladrones.