La fatalista «profecía» sobre Venezuela hace más de 80 años

Tenía 30 años y ante sus ojos claros y grandes había un país que se estaba transformando dramáticamente. En 1936, Arturo Uslar Pietri tenía una inquietud y parecía angustiarle:
“Esta gran proporción de riqueza de origen destructivo crecerá sin duda alguna el día en que los impuestos mineros se hagan más justos y remunerativos, hasta acercarse al sueño suicida de algunos ingenuos que ven como el ideal de la hacienda venezolana llegar a pagar la totalidad del Presupuesto con la sola renta de minas, lo que habría de traducir más simplemente así: llegar a hacer de Venezuela un país improductivo y ocioso, un inmenso parásito del petróleo, nadando en una abundancia momentánea y corruptora y abocado a una catástrofe inminente e inevitable”.
Ese es uno de los fragmentos del editorial que el intelectual venezolano escribió ese año y que tituló: “Sembrar el petróleo”. Se trata de una frase que ha acompañado a varias generaciones de venezolanos. Las interpretaciones de ese texto son diversas: para muchos es simplemente una reflexión personal sobre el momento histórico que vivía el país, mientras que para otros va más allá.
“Es una profecía autocumplida”, señaló en 2016 José Rafael Revenga, amigo de Uslar Pietri, estudioso de su obra y filósofo venezolano.
“La conciencia nacional”
Arturo Uslar Pietri es una de las plumas más brillantes de la literatura venezolana. Fue autor de “Las lanzas coloradas”, “El camino de El Dorado”, “Oficio de difuntos”, “La isla de Robinson”, “De una a otra Venezuela”, entre otras obras.
Escribió decenas de ensayos, cuentos, poesías y obras de teatro. Fue uno de los pioneros del realismo mágico. Ganó varios premios literarios, entre ellos, el Príncipe de Asturias de Las Letras y el Rómulo Gallegos. Se le considera uno de los intelectuales más importantes de Venezuela del siglo XX.
En 1958, durante el régimen de facto de Marcos Pérez Jiménez fue detenido por firmar un “manifiesto contra la dictadura” y en 1963 se lanzó a la presidencia, pero sin éxito.
¿Qué quiso decir?
Cuando Uslar Pietri escribió el editorial que salió publicado en el diario Ahora, Venezuela estaba en el proceso de pasar de ser un país rural a uno petrolero. “Uslar Pietri fue una voz más entre un grupo de intelectuales que expresaba sus inquietudes sobre los retos del país que estaba saliendo (del régimen autoritario) de Juan Vicente Gómez”, le dice a Edgardo Mondolfi Gudat, viceprimer director de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela.
“En ese momento el petróleo no tiene un rol central en la economía del país, es una actividad periférica”. Lo significativo de ese editorial, reflexiona el historiador, es que pone de manifiesto “que los venezolanos en ese momento no sabían lo que era el petróleo, no sabían los alcances del petróleo ni sus posibilidades futuras, ni su finitud o infinitud como recurso”.
¿Profecía? ¿Comodín?
Cuando se cumplieron 80 años de la aparición del editorial, la Fundación Casa Arturo Uslar Pietri publicó una entrevista con Revenga en la que reflexionaba sobre cómo el planteamiento terminó siendo una “profecía autocumplida”:
“La siembra no ha contado con la semilla y cuando se contaba con ellas eran bien escasas, fueron sembradas en terrenos baldíos infértiles sin fertilizantes, sin tractores ni repuestos y sin entrenamiento para los agricultores o agroindustriales. Cuando todo esto se solventaba, se superaban las barreras y los obstáculos, entonces los créditos para sembrar en agricultura, ganadería o agroindustria terminaron por parar fuera del país”, señaló. Pero para el doctor en Historia Luis Alberto Buttó, con ese editorial sucede lo que ha pasado con muchas grandes obras de la literatura: “Que muchísima gente las cita pero nunca se las han leído, no conocen a profundidad su contenido”.
Además, no todos en Venezuela están de acuerdo con que se le llame una profecía. “Los historiadores no manejamos ese tipo de vocabulario”, enfatiza Mondolfi Gudat.
“Equivocado”
Buttó, quien es director del Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad, considera que el editorial tenía un problema: “El planteamiento de Uslar estaba equivocado de raíz porque consideraba que la economía basada en la explotación de los recursos petroleros, la cual estaba en pleno crecimiento, era negativa, destructora porque su fundamento era la renta”, explica.
El autor, dice, creía que los frutos de esa actividad debían ser invertidos en el desarrollo del sector agrícola. “Mientras el mundo marchaba hacia una industrialización acelerada, el pensamiento de Uslar se mantenía anclado a una economía rural”, señala el profesor.
Si hubiésemos desarrollado el sector agrícola, hubiésemos dependido de ese sector única y exclusivamente. Pero ¿dónde estaba la diversificación de la economía?”