¿Qué es la dualidad partícula-onda de la luz?

Albert Einstein puede ser famoso por su teoría de la relatividad general, pero no fue esta la que le dio el único Premio Nobel de su carrera. El físico obtuvo el galardón por un descubrimiento que hizo cuando tenía tan solo 26 años.
Se trata de la ley del efecto fotoeléctrico que publicó en 1905 y que planteaba que la luz tenía una propiedad tan contraintuitiva que llevaría a cuestionar la propia noción de la realidad.
No en vano terminó dando origen a la física o mecánica cuántica, una rama que estudia la naturaleza a escala atómica y subatómica, o sea, el mundo de lo ultrapequeño y sus leyes, que son muy distintas a aquellas que gobiernan al mundo que podemos ver.
«La mecánica cuántica marcó una ruptura entre la física clásica y la moderna», explica la física colombiana Nelly Yolanda Céspedes Guevara. «Fue toda una revolución», agregó la también doctora en educación y docente de la Fundación Universitaria del Área Andina, de Colombia.
Para ello, Einstein hizo lo que mejor sabía hacer: romper con ideas largamente establecidas y aceptadas. «No podemos solucionar nuestros problemas con las mismas líneas de pensamiento que usamos cuando los creamos», dijo el físico alguna vez. La ley del efecto fotoeléctrico no fue la excepción.
¿Partícula u onda?
En la física, las ondas y las partículas son tan distintas que cada una obedece a sus propias reglas matemáticas. «La partícula es todo aquello que tú puedes cuantificar y que en teoría puedes agarrar o tocar», dice Céspedes.
Imagínalo como una piedra: la puedes tomar con tu mano, lanzar contra una pared y, luego de verla rebotar, incluso puedes señalar el lugar preciso donde cayó.
En cambio, explica la física, «la onda es capaz de atravesar de un lugar a otro y no la puedes coger».
Sería como tirar la piedra en un cubo con agua y tratar de agarrar las pequeñas olas que se generan: pasarán por los costados de tu mano, por arriba y entre tus dedos, pero no podrás atraparlas. Tampoco serás capaz de decir exactamente dónde están esas olas, más que haciendo un gesto aproximado que englobe toda la onda expansiva provocada por la piedra. Hasta la llegada del siglo XX, el consenso científico indicaba que, por ejemplo, la luz era una onda y el electrón, una partícula.
Según la ley del efecto fotoeléctrico de Einstein, la luz podría generar electricidad solo si, bajo determinadas circunstancias, se comportaba como una suerte de partícula.En otras palabras, planteó que «la luz no podía ser solo una onda», explica Céspedes. Para llegar a esa conclusión, agrega, Einstein se basó en ideas previas de físicos como el alemán Max Planck.
El «revolucionario renuente»
En el año 1900, Planck ya había descubierto que había un problema con la luz como onda. Lejos de ser un flujo constante, afirmó, la luz viajaba en «paquetes» de una gran «cuantía» de energía, concepto de donde luego derivaría el nombre de física cuántica. «El concepto de Planck de cuantos energéticos», explica la Enciclopedia Británica, «entraba en conflicto con toda la esencia de la física teórica pasada».
Y si bien sus investigaciones no le dejaban otra opción más que derribar el conocimiento previo establecido y hasta ganó un Nobel por «descubrir la energía cuanta», Planck fue un «revolucionario renuente», afirma la enciclopedia.
Tal es así que distintos historiadores de la ciencia como el famoso Thomas Kuhn se han negado a darle el título de padre de la física cuántica. Según argumentan, a partir de sus trabajos, Planck podría haber inferido que la luz se comportaba como una partícula, sin embargo, no lo vio o no se atrevió a afirmarlo y provocar un cambio de paradigma.
Ni una cosa ni la otra
En 1905, Einstein había argumentado que, a veces, la luz parecía consistir en «cuantos» (lo que hoy son los fotones) y, cuatro años más tarde, introdujo la dualidad onda-partícula en la física. Es decir que la luz no era una onda o una partícula: era ambas cosas. Einstein estaba pensando lo impensable.
«El concepto de Planck de cuantos energéticos», explica la Enciclopedia Británica, «entraba en conflicto con toda la esencia de la física teórica pasada». Y si bien sus investigaciones no le dejaban otra opción más que derribar el conocimiento previo establecido y hasta ganó un Nobel por «descubrir la energía cuanta», Planck fue un «revolucionario renuente», afirma la enciclopedia.