Terremoto de Valdivia en Chile; en 1960 fue arrasada por el terremoto más fuerte

Si vas a Valdivia y no te tomas una cerveza artesanal a la orilla del río, entonces tendrás que volver. Eso al menos dicen quienes viven en esta ciudad ubicada en el corazón de la región de Los Ríos, en el sur de Chile, bautizada informalmente como su «capital cervecera».
Valdivia es un destino imperdible dentro del país sudamericano, una ciudad vibrante que visitan miles de turistas al año, atraídos por una atractiva combinación de vida natural -está rodeada de bosques milenarios y la cruza el caudaloso río Calle-Calle-, cultural y gastronómica.
Una realidad que hace 60 años era inimaginable, luego de que un terremoto que alcanzó una magnitud de 9,5 Mw arrasara gran parte de sus calles, casas, industrias y edificios patrimoniales, y el tsunami que vino minutos después terminara por destrozar lo que quedaba en pie. El movimiento telúrico fue el más fuerte del que haya registro. El tiempo, sin embargo, no pasó en vano.
Poco a poco, Valdivia se fue levantando y formando su propia personalidad, y ha llegado a posicionarse como “la mejor ciudad para vivir” de Chile, según la encuesta Barómetro Imagen Ciudad 2019. “Ser nacido y criado aquí es un verdadero orgullo», explica Jorge Peters, gerente de una agencia de turismo local.
Parte de este orgullo también tiene que ver con el terremoto de 1960 pues la reconstrucción de la localidad, que quedó prácticamente en el suelo, fue tarea de todos los valdivianos. Peters, de 55 años, afirma que Valdivia ha cambiado mucho en estas últimas décadas.
“Era una ciudad muy pujante hasta que vino este gran cataclismo que la aletargó durante muchos años”, explica.
“Pero a partir de los 80, la ciudad despertó y empezó a recibir turismo, y eso ha ido creciendo cada vez más”, asegura.
Ciudad universitaria
Quizás una de las características más importantes de Valdivia es que, en esencia, es una ciudad universitaria.
Se estima que de sus más de 160.000 habitantes, un 15% son estudiantes. Y un buen resto trabaja en torno a las casas de estudio. Con alrededor de 12.000 estudiantes, la Universidad Austral de Chile (UACh) forma parte del alma de esta localidad, desde su fundación en 1954, cuando fue creada como respuesta a la necesidad de contar con una institución de educación superior en el sur de Chile. Con los años se han sumado otras.
También destaca el Centro de Estudios Científicos (CECs), que cuenta con más de 80 investigadores dedicados a la glaciología y el cambio climático, entre otras cosas. Algunas de sus publicaciones han tenido impacto mundial. La refrescante energía joven moldea buena parte de la ciudad.
Es también una de las ciudades más liberales del sur, algo que puede verse en cafés como La Última Frontera. Marisol Cumsille creó este café hace 21 años con propósito: que nadie en Valdivia se sintiera “discriminado”.
“Este es un café rockero. Y los rockeros no criticamos nada del resto de la sociedad. Al menos así lo entiendo yo”, afirma
“Hace 21 años, Valdivia era muy diferente a ahora, era prejuiciosa. Y este fue el primer lugar donde, por ejemplo, los chicos gay podían entrar tomados de la mano”, añade.
La cerveza y los «crudos»
“La cerveza es como el río. Corre entre todos nosotros”, dice Fernanda Luzzi, dueña del emblemático café valdiviano, Das Haus. Y tiene razón: en los últimos años, la cerveza ha ganado terreno en esta ciudad con el nacimiento de una veintena de empresas dedicadas a fabricarla de forma local y artesanal.
Una de las más emblemáticas es Kunstmann, que en 1991 vendió su primera cerveza y con los años se expandió hasta llegar a tener presencia en países latinoamericanos como Argentina, Brasil, Colombia y Uruguay, entre otros.
Como pionera, le abrió camino a otras marcas, como Cuello Negro, Selva Fría, Valtor o Los Torreones. Entre las razones que explican su auge cervecero está su fuerte influencia alemana.
En la década de 1840, el Estado chileno promovió el establecimiento de inmigrantes extranjeros en la zona con el objetivo de incorporar nuevas tierras y ejercer la soberanía nacional en el sur de Chile, donde hasta entonces vivían principalmente comunidades nativas. Muchos de los que llegaron eran alemanes. Otro de sus legados es el «crudo» valdiviano.
Cine de vanguardia
El arte y la cultura tienen un lugar especial. Pero si hay una cita imperdible en Valdivia, esa es el Festival Internacional de Cine de Valdivia, que cada mes de octubre se convierte en punto de encuentro del cine chileno y una de las instancias cinematográficas más importantes de Latinoamérica. Fundado en 1994 bajo el alero del Cine Club de la Universidad Austral, este festival le ha abierto camino a importantes cineastas que hoy están a la vanguardia.
Uno de ellos es el director chileno Sebastián Lelio, ganador de un Oscar en 2018 por su película “Una Mujer Fantástica”. Fue en Valdivia donde Lelio pudo exhibir sus primeros cortometrajes.
La «perla del sur»
Cada mes de febrero el río Calle-Calle es el protagonista de la noche valdiviana, también conocida como “noche veneciana” porque decenas de embarcaciones llenan de colores el río. El evento cierra la semana en que la ciudad recuerda el aniversario su fundación en 1554.
Los eventos en torno al río –con conciertos de jazz al aire libre y orquestas de todo tipo– hacen que haya mucha actividad musical, incluso en los meses de invierno, donde pareciera que la lluvia nunca va a terminar.