¿Podrá Trump reelegirse después de la pandemia?

  • Para cualquier liderazgo en el mundo este es el dilema y la pregunta fundamental: ¿qué va a hacer más daño: la crisis de salud o la crisis económica? Para Donald Trump no hay dilema en su reelección. A él le va a hacer más daño la crisis económica.

La reelección del presidente Donald Trump cada vez se ve más lejana, cuando hasta hace poco tiempo, analistas electorales en Estados Unidos sugerían que tenía altas probabilidades de ganar la elección en noviembre de este año. Es evidente que para Trump la crisis de la pandemia es un mal menor comparado con la crisis económica que se avecina. A él le va a hacer más daño la crisis económica.

Está claro que el electorado castigará más lo segundo que lo primero. Su reelección depende más de la crisis económica que de la crisis de salud. Trump está responsabilizando a los gobernadores de la primera y culpándolos de la segunda.

Los gobernadores de Estados Unidos están en el mismo dilema y, dependiendo de sus tiempos y el desarrollo de la pandemia, están dispuestos a abrir o no su economía. La preocupación por la crisis económica por venir es la misma, pero la de la salud es más inmediata y su responsabilidad más inminente. Al final la económica será del presidente Trump.

La crisis del liderazgo presidencial la están aprovechando los gobernadores, sobre todo los demócratas. Basta ver la cobertura mediática del gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo. Habla con estrategia nacional como si fuera candidato presidencial o como si fuera el propio presidente. Él se refiere a Nueva York y sus condados, pero la fórmula parece servir a nivel nacional.

Hasta antes de la pandemia, Trump se encaminaba hacia la reelección. La economía se veía sólida. El crecimiento del PIB en más de 3 por ciento, baja tasa de desempleo, la bolsa de valores con crecimientos récord.

Sumado a la situación económica estaba la condición de la oposición. El Partido Demócrata dividido con una lista interminable de aspirantes a obtener la candidatura de ese partido. Además de criticarse sin piedad durante los debates, se negaban a reconocer alguna virtud a sus colegas. La percepción de debilidad de su candidato más viable, Joe Biden, frente otras opciones como Bernie Sanders, Elizabeth Warren o incluso Michael Bloomberg, contribuía a esta idea.

Con la llegada del Covid-19, todas estas condiciones y supuestos empiezan a cambiar de manera radical. Para empezar, la situación de la economía obviamente está en crisis. En cualquier lugar del mundo, los electorados, ante una caída de la economía de tal nivel, castigan, independientemente de si su liderazgo tiene responsabilidad o no.

Los niveles de aprobación del presidente Trump no han cambiado de manera sustancial durante su gestión. De hecho, han sido relativamente bajos para la tasa de crecimiento de la economía. Se ha movido de manera intermitente entre niveles de 38 por ciento en la parte más baja a niveles de 44 por ciento de aprobación de acuerdo con concentradoras de encuestas como Real Clear Politics o Fivethirtyeight.

En los últimos días han aparecido mediciones en las que Donald Trump está por debajo del candidato demócrata Joe Biden. Son relevantes porque este es el inicio de la contienda real después de la salida de Sanders. La diferencia va de cuatro a ocho puntos de diferencia. No es una diferencia amplia, sin embargo, significativa para el momento en el que estamos y para donde vamos.

Los respaldos a Biden se están alineando. Se observa un partido más fuerte y unificado. Su compañera de fórmula, sugieren muchos analistas, debería ser una mujer. Es muy probable que su nombre sea Kamala Harris, también ex candidata a la nominación demócrata.

Por ello la urgencia de Trump de abrir a la brevedad las economías de los estados. Para cualquier liderazgo en el mundo este es el dilema y la pregunta fundamental: ¿qué va a hacer más daño: la crisis de salud o la crisis económica? Para Donald Trump no hay dilema en su reelección. A él le va a hacer más daño la crisis económica.

El sistema electoral estadunidense es complejo y para hacer un análisis justo habría que tener mediciones estado por estado y ver cómo se conforma el mapa electoral. Es claro que tener el voto popular no implica ganar la presidencia. Sin embargo, en algunos estados con un número de delegados importantes, Trump empieza a verse en problemas.

En todo el mundo, la elección en Estados Unidos es un tema de la mayor relevancia para su futuro. En pocos países como México esto es cierto. No podemos dejar de poner atención en lo que pase de aquí a noviembre en lo electoral en Estados Unidos. Si Biden llega a ganar la presidencia, la relación con nuestro vecino del norte va a ser completamente distinta.

Nota metodológica: Encuestas representativas a nivel nacional realizadas a votantes registrados o personas que probablemente votarán publicadas por la agregadora de encuestas estadounidense FiveThirtyEight. Las encuestas seleccionadas para este artículo tienen una calificación superior a B-; es decir, casas encuestadoras con estimaciones sólidas a lo largo del tiempo. Para más información acerca de la metodología utilizada para calificar encuestas consultar