Túneles y arcos sanitizantes no protegen contra el coronavirus: Secretaría de Salud

  • Lo mismo sucede con supuestos cilindros anticoronavirus, que no son más que un tanque de plástico partido a la mitad
  • Túneles y arcos sanitizantes tienen impactos negativos para la salud de las personas, señaló la dependencia federal

La Secretaría de Salud descartó que los túneles y arcos sanitizantes sean una medida efectiva para desinfectar y eliminar la cepa del coronavirus y, con ello, evitar la propagación de COVID-19 y por el contario tienen impactos negativos para la salud de las personas.

Lo  mismo ocurre con varios de los cilindros de plástico, que parecen un tanque de plástico cortado a la mitad, lo que no representa más que un engaño en medio de la pandemia y un acto inmoral.

A través de un comunicado, la Secretaría de Salud destacó que se carece de pruebas científicas que permitan afirmar que la solución que utilizan los túneles o arcos sanitizantes, que se han comenzado a popularizar, sea suficiente para eliminar la cepa del virus.

Se explicó que los túneles y arcos sanitizantes cuentan con un sistema automatizado de aspersores para rociar una solución desinfectante en aerosol sobre las personas; sin embargo, la dependencia federal alertó que ese aerosol puede facilitar la diseminación del virus que pudiera estar presente en la ropa, cabello o pertenencias de las personas que pasan por el túnel, aumentando el riesgo de dispersión del coronavirus.

Precisó que lejos de aportar a la salud de las personas y mitigar la propagación del coronavirus, los arcos y túneles sanitizantes podrían tener impactos negativos en la salud, pues el aerosol que se utiliza podría generar estas afectaciones:

Daños a las vías respiratorias, Tos, Estornudos, Irritación de los bronquios, Ataques de asma, Neumonitis química, Irritación en piel, ojos y mucosas,.

Además, consideró que estos artículos disminuye que las personas hagan las medidas de prevención, como el lavado de manos, uso de etiqueta respiratoria y mantener una sana distancia, necesarias para evitar la propagación del virus que ha infectado a más de un millón de personas en todo el mundo desde su aparición en la ciudad de Wuhan, China, a finales del año pasado.