Estamos solos

  • Parece que el gobierno federal perdió la brújula y lo que viene será peor

Los mexicanos y en especial quienes nos dedicamos a alguna actividad productiva ya sea de bienes o servicios hoy sentimos que estamos solos.

Esta semana el presidente de la República ya aceptó públicamente que viene una caída en la economía por el coronavirus. Ha reiterado su apoyo a los más desprotegidos, es decir el gasto público seguirá orientándose a dádivas.

También ha dicho que no habrá medidas fiscales anticíclicas, el presidente las estima neoliberales y dejará que quiebren negocios. Caerá la recaudación, habrá más pobreza, menos empleo y menor gasto público.

Parece que el gobierno federal perdió la brújula y lo que viene será peor: una crisis económica por malas decisiones: crisis de salud con miles de muertos, crisis de confianza sobre la legalidad, y mentiras como la gasolina.

Lo bueno es que una parte del gabinete empezó a tomar decisiones, la SEP cerró escuelas, la Ssa ha empezado tamizajes, los gobernadores han extremado medidas para evitar contagios, la sociedad civil entró en cuarentena incluso antes de decretarse.

El sentir es que estamos solos, nosotros somos los únicos responsables del cuidado de nuestra salud, el gobierno puede verse rebasado muy rápidamente, solo cuenta con 4 mil camas y menos respiradores. Por una falta de previsión el gobierno de la República en medio de esta crisis de salud hoy sale al mercado internacional a tratar de comprar medicamentos y equipo para hacerle frente a la epidemia de COVID 19.

Es la sociedad la buena noticia, su reacción rápida y contundente, más adelantada a las fases del gobierno federal, está bajando la rapidez del contagio.

Serán miles los muertos, primero los de la epidemia, luego los desempleados y la falta de inversión implicará una caída económica, se habla hasta de 4 por ciento de contracción económica.

Hace mucho daño la perversidad de un sector del gobierno al convertir una epidemia y una crisis económica en factor de lucha de clases.

La irresponsabilidad con que se manejó la economía en 15 meses de gobierno nos tiene desprotegidos frente a una crisis de la que ya culpan “a los ricos”.

El país no aguanta una cuarentena sin saqueos, pillaje y brotes de revueltas sociales.

Tener la economía parada durante tres, cuatro o cinco meses, es suicida.

Podría resistir si el gobierno toma medidas urgentes de apoyo a las medianas y pequeñas empresas para que sigan pagando nómina.
Sin embargo, no quiere. Cree que todos los empresarios son millonarios y no distingue grandes de medianas empresas.

Es urgente sostener parte del ingreso de la población, evitar el caos y la anarquía, y reactivar la producción y el consumo tan pronto como sea posible.

A los campesinos se les quitaron los apoyos que tenían desde administraciones anteriores.

Desde el gobierno se ha desatado una embestida clasista, con el sello del resentimiento social que lo embarga, para culpar a “los ricos” de ser los causantes del coronavirus y de la crisis.

Mientras tanto el Senado de los Estados Unidos ha debatido, con intensidad y controversia, el paquete de estímulos financieros y económicos que pondrá en vigor a partir de la siguiente semana.

Entre otros estímulos se ha definido un fondo total de dos trillones de dólares (dos billones de dólares: es decir, dos millones de millones de dólares). El más grande jamás aprobado en la historia de Estados Unidos, mayor que el Plan Marshall después de la Segunda Guerra Mundial.

Pequeños negocios recibirán préstamos garantizados por el gobierno bajo la condición de NO despedir a sus trabajadores. Estos créditos serán perdonados si se cumple con el requisito de que el empleador pague a sus trabajadores durante la crisis.

Mientras tanto en México el presidente posee, entre sus muchos prejuicios ideológicos, esta grave percepción de que toda empresa es un centro de explotación y abuso laboral, corrupción y privilegios obtenidos por regímenes políticos corruptos. Probablemente haya empresas que sean eso, me parece que las menos, pero el presidente ignora en su juicio lapidario que la empresa privada es la generadora de 70 por ciento del empleo en este país.