El nombre propio es importante, pues no sólo le da identidad al niño, sino que también le ayuda a comprender el valor de la individualidad, a saber por qué es un ser único y especial y, al presentarse ante los demás, lo aproxima a los otros y le da un sentido de pertenencia.
En esto coinciden las maestras Margie Amkie y Adela Najmias, iniciadoras de la Fundación En Cuentos Te Encuentro, quienes tras seis años de impulsar “la formación de niños emocionalmente estables”.
A través de los talleres Creo en ti y Alfabetización emocional, decidieron idear y publicar su primer libro con esa temática, René renombra. Con textos de Laura García e ilustraciones de Yamila Garibay, René renombra será el título que encabezará la lista de 15 volúmenes, que ya utilizan.
Para abordar con los niños de preescolar y primaria emociones básicas como el enojo, la alegría, la tristeza, el miedo y el amor, y sentimientos más profundos y complejos como el perdón, el bullying, el acoso sexual y el trabajo en equipo.
Es importante hablar de las emociones con los niños, no sólo darles la parte académica. Cuando les preguntas cómo se sienten, sólo responderán ‘bien’ o ‘mal’.
No tienen el vocabulario, no tiene las herramientas para poder decir con palabras lo que sienten; por eso pueden llegar a lastimarse a sí mismos, o a los demás.
Pero si el niño está emocionalmente estable, podrá poner atención, aprender y disfrutar”, comenta Margie Amkie. La comunicóloga y maestra en Ciencias de la Familia explica que el libro está dirigido, sobre todo, a padres lectores “para propiciar momentos en familia que permitan revisar y compartir el origen de los nombres de cada integrante”.
René renombra, continúa, cuenta la historia de una niña de seis años que ingresa a la primaria y, luego de presentarse frente a su grupo, se pregunta por qué las cosas deben tener un nombre.
“A partir de ese y otros cuestionamiento.