LeBron James marca territorio ante su designado sucesor, Zion

Primer enfrentamiento entre el pasado y el presente y el ya presente y futuro. Dos genéticas superiores encajonadas en dos cuerpos esculpidos para el baloncesto se encontraban en terreno común. Era la hora de ver, con el Staples Center expectante, a LeBron James medirse cara a cara con Zion Williamson. Una vez visto el partido el aficionado, el periodista y el que pasaba por el pabellón a esa hora sin importarle lo más mínimo se queda con ganas de más, pero conviene aclarar: no hubo choque de trenes ya que Zion tuvo que pelear contra los Howard o Davis.
Buen duelo entre uno de los aspirantes al trono de la NBA esta temporada y a otro que quiere serlo en los próximos años. Como destacaron los protagonistas tras el duelo, ritmo alto y vibrante para que el espectador paladeara lo vivido incluso una vez acabado todo. El regusto, que se dice en los círculos gastronómicos..
Arrasaron los Lakers en un principio, negando la mayor a unos Pels que ni anotaban tiros ni cogían los rebotes de esos fallos. Cambió pronto la tendencia para no quedarnos sin partido. Acciones de mérito de Holiday, Redick o Ingram era lo que tocaba porque la defensa de los locales era bastante férrea durante los primeros compases. Se abrió un poco la mano y empezó el deleite. A campo abierto el segundo cuarto empezó a dejar ver espectáculo del bueno: Zion se metió en partido, permitiendo a sus compañeros pases seguros, y LeBron levantó a los fans de sus asientos con un matazo tras pase entre las piernas de Alex Caruso. Los de Alvin Gentry eran, sin embargo, bastante osados en los ataques, tenían que arriesgar un poco si querían hacer daño de verdad y lo consiguieron a medias en ese segundo periodo y ya de verdad en el tercero.
A la vuelta de los vestuarios James quiso dejar su impronta en la escapada de los Lakers: tres triples seguidos y 11-0 de parcial. Se iban, pero no por mucho tiempo. La clave estuvo en el que le defendió la mayor parte del tiempo, Jrue Holiday, que se desató en ataque, y en Brandon Ingram, otro de los exteriores y, además, ex-compañero. Empezaba ahí un pequeño duelo entre Ball y Caruso.