Seguridad y Defensa: Feminicidios, crisis social

La crisis en el tema de agresiones violentas contra mujeres por su condición de género estalló a la par con el colapso de la seguridad. En diciembre del 2006 el presidente Calderón lanzó una guerra contra los cárteles del narcotráfico y en diciembre hizo aprobar en el Congreso la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. A trece años de distancia, ambos sectores están peor que antes.
La falla ha sido operativa. Y las razones van desde la incapacidad para aplicar la ley hasta las complicidades institucionales con las bandas delictivas. Sea lo que sea, el nuevo gobierno de diciembre de 2018 tuvo la gran oportunidad de dar un golpe de timón. Y si bien avanzó mucho en estructura operativa, la grave deficiencia sigue siendo la aplicación de las leyes.
El tránsito de género no ha sido muy estudiado. Los roles productivos estaban muy bien definidos en los años del auge económico y de las tasas de 6% promedió sexenal de PIB de 1934 a 1982. La severa crisis de crecimiento por promedio anual de PIB de 0% en el gobierno de Miguel de la Madrid afectaron el equilibrio familiar: las mujeres no sólo se vieron ante la circunstancia de salir a trabajar, sino que los matrimonios se rompieron porque muchos hombres no soportaron el rol productivo de la mujer como ama de casa y trabajadora.
La primera discriminación fue laboral: salarios menores a mujeres con respecto a los hombres, condiciones precarias para mujeres mamás, disminución de las prestaciones a mujeres, a la par con acosos administrativos y sexuales. Ahí, por competencia de género, comenzó la discriminación productiva de la mujer y se ha alargado por seis sexenios de discursos a favor de la mujer, pero de abandono de las exigencias de género. Y las razones no fueron por el modelo neoliberal de producción –privilegiar al mercado por encima de los compromisos sociales del Estado–, sino por discriminación cultural machista que históricamente ha definido la sociología de géneros. Menos drástica que la cultura árabe, en la mexicana las mujeres siempre han sido vistas detrás del hombre.
Cuando la mujer se puso al lado del hombre y en circunstancias de crisis de empleo por delante, en ese momento México se reveló como el país macho que habíamos visto en cine y literatura.
Los datos de la violencia contra las mujeres revelan una mayor intensidad agresiva. Por ello la importancia de la Ley de 2007 y sus considerandos integrales de asumir a la mujer como eje del hogar, de la familia y de la producción. Sin embargo, las cifras y los estados de mínimo revelan una furia mayor contra las mujeres.
México pasó del machismo al feminismo sin atravesar por la reflexión cultural y educativa. Y la violencia agresiva y discriminatoria contra la mujer aumentará mientras no se eduquen a los niños en la igualdad de género.

Ley de la Omertá

Ahora que salió a debate social la personalidad del columnista Carlos Denegri por la recomendable novela El vendedor de silencio, de Enrique Serna, uno de los ejemplares del periodismo priísta, hay que recordar que se exhibió siempre como un castigador de mujeres. En los ochenta Sonia Infante hizo la película Una mujer escandalosa para ilustrar la violencia represiva de Denegri contra su esposa hasta llegar al primero de enero de 1970 cuando ella decidió poner un alto radical y mató al columnista de un balazo.
Con las leyes de hoy Linda Denegri hubiera salido libre de inmediato, pero en 1970 fue condenada a dos años de prisión. Y desde su celda escribió el libro ¿Maté yo a Denegri? A lo largo de su vida posterior, Linda Denegri fue señalada como autoviuda. En su libro, Serna revela el proceso de conquista que desarrolló Denegri para hacerse del trofeo de una de las mujeres más bellas de la época y mostró el ambiente machista del funcionamiento del sistema priísta.
De libros que revelan a las mujeres en la vida priísta hay que revisar La sombra del caudillo, donde la amante del general Aguirre, Rosario, es víctima del machismo de poder. Y desde luego, el lado oscuro del espejo: los burdeles de los políticos priístas donde los hombres del poder se sentían mejor que en su casa, con mujeres bellas para uso sexual, hablando con libertad por el pacto de silencio, como lo revela la historia de Graciela Olmos, conocida como La Bandida, duela de uno de los burdeles más concurridos por políticos y empresarios en los tiempos del siglo pasado.
La crisis económica de los ochenta lanzó a la mujer a la actividad productiva y los machos resintieron la competencia y desde entonces el machismo no es otra cosa que violencia por la ocupación del mercado. Las mujeres zona aceptadas de manera inevitable, pero los acosos violentos, sexuales y administrativos pueden ser formas de expresión de la dominación machista que se niega a perder sus privilegios únicos.

Zona Zero

Michoacán, Guanajuato, Guerrero y ahora Ciudad de México son plazas sobrecalentadas por el crimen organizado. La principal deficiencia en la estrategia gubernamental federal y estatales radica en aparatos menguados o inexistentes de inteligencia criminal y en problemas para el acopio e información por vías clandestinas.
· El casi final de la estrategia de abrazos y no balazos y el regreso a la persecución de delincuentes podría derivar en los próximos meses en un repunte de las cifras de los homicidios dolosos. Y en caso especiales como Ciudad de México, los cárteles locales de control de delincuentes, de venta de piratería y de corredores de venta-consumo de drogas están disputando con violencia el control de zonas de influencia, sobre todo en alcaldías macadas por la inseguridad como Cuauhtémoc, Iztapalapa, Venustiano Carranza y Gustavo A, Madero.
· De acuerdo con expertos, las cifras de feminicidios en todo el pañis todavía estarán a la alza cuando menos en el primer semestre del año, porque los delincuentes no se mueven por encuestas o campañas en medios sino por la dinámica de la violencia de género.

El autor es director del Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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