Francisco Javier mantiene viva la tradición indígena yoreme

Desde la tierra del venado, el pascola y el judío, en un taller ubicado en la comunidad de San Miguel Zapotitlán, en Ahome, Sinaloa, el artesano Francisco Javier Meléndrez Moragrega elabora la indumentaria que utilizan los indígenas mayo-yoreme del norte de Sinaloa y sur de Sonora para celebrar sus rituales.

Con pieles de animales silvestres y madera de los árboles realiza artesanías para la celebración de las fiestas tradicionales indígenas.

“Soy artesano de la comunidad y mi taller se llama Artesanías El Chester. Hago instrumentos musicales para rituales mayos-yoremes como sonajas y tambores, también elaboro tenábaris, máscaras, caretas, morrales, cuchillos, arcos, coyolis, chicotes y cabezas de venado, todo lo que se refiere a la fiesta mayo-yoreme del norte de Sinaloa y el sur de Sonora.”

Es maestro de educación física y artesano de corazón desde hace más de 25 años. Con la destreza de sus manos y poca herramienta, transforma pieles y trozos de madera en obras de arte que preservan la historia.

“Mis primeras artesanías fueron mi máscara y mis sonajas, y con el tiempo empecé a hacer tenábaris, tambores, las cabezas de venado, los cintos, arcos, todo esto son productos de la naturaleza, por eso se dice que la fiesta es la Juya Ania, que significa universo, todo lo que está a nuestro alrededor, nosotros somos muy ricos.”

Las máscaras son utilizadas por los judíos al iniciar la Cuaresma, que simbolizan a los soldados romanos que buscaron, apresaron y crucificaron a Jesucristo durante la representación de la Semana Santa yoreme.

“El judío es como el soldado de aquellos tiempos que fueron los que capturaron a Cristo. Tenemos arcos, cuchillos y lanzas, que son los que utilizaron para capturar y guiar a Cristo a la crucifixión. Este es el morral típico del fariseo, está tejido a mano con ixtle, de cuero de vaca; ahí guardaban sus alimentos para las largas travesías para capturar a Cristo.”

Las elabora con las pieles del venado y del cochi jabalí. Los rayos de sol curten los cueros y sus manos los trabajan.

“El cuero lo curtimos con el sol, no utilizamos químicos, solamente lo pegamos en la pared en donde le pegue el sol, le limpiamos toda la grasa, lo dejamos unos días, otros días para cortar, otros días para tejer. Tardo de dos a tres semanas para hacer una máscara”.

Las máscaras de pelaje largo se elaboran con la piel del chivo, son escasas en la región y son las de mayor valor.

“Esas fueron las máscaras con las que iniciaron la fiesta, ya después empezaron a usar las máscaras de cuero con pelo largo que son de chivo, pero son muy escasas y muy caras; en la región no hay, debes ir a Guadalajara o a Puebla para poder encontrar cueros peludos”.

También realiza con paciencia las sonajas para los danzantes. Aprendió el oficio durante su infancia y con el tiempo perfeccionó la técnica.
Es como si fuera una ciruela, se sazona y se cae al piso.