Chéjov es llevado al circo

La compañía Finzi Pasca regresa a Guadalajara para presentar “Donka: una carta a Chéjov”. El espectáculo circense es un homenaje onírico, un viaje por el imaginario del escritor ruso.

El español David Menes, intérprete de “Donka”, platicó que se unió a la compañía justo con esta producción, hace un decenio: “Fue una experiencia que la verdad me marcó, a través de esa creación me di cuenta de que tenía mucho en común con esta forma de trabajar de Finzi Pasca”.

La invitación de laborar con la compañía sucedió en 2010, cuando lo vieron trabajar: “Nos intentamos acercar al mundo de Antón Chéjov, el escritor ruso, también comprendemos un poco el pueblo ruso.

Me parece muy divertido, se mezclan partes de la compañía con la vida del escritor ruso. Se crean coincidencias, un conjunto de detalles, pequeñas bromas.

Hay mucho humor, humor que Antón tenía.

Todo ligado con momentos de acrobacia, de malabares, incluso solo la escenografía es suficiente para inspirar y asombrar al público.

Trabajamos con hielo, con pelotas de hielo, proyecciones alucinantes que van contando la trama de manera muy onírica.

Es un viaje, es una carta y es un sueño”.

Del placer a la disciplina
David recordó cómo fue su inicio en las artes circenses, antes de su formación y de unirse a Finzi Pasca por “Donka”: “Empecé a hacer circo por curiosidad, como una especie de intuición. Tenía ya 19 años, no fue porque quisiera formarme en una escuela, sino por el placer y lo que me hacía sentir manipular una pelota o hacer equilibrio con las manos.

A los tres o cuatro meses entendí que eso era lo que quería hacer. El placer se convirtió en disciplina, eso me enganchó más, me hizo sentir bien. Más adelante se convirtió en un afán artístico”.

Parte de la dramaturgia y dirección de “Donka” replica el espíritu de la obra literaria del escritor ruso: “Hay momentos muy divertidos, Chéjov tenía esa doble forma de presentar la dualidad rusa.

En un momento muy serio o muy banal puede dar la vuelta y volverlo muy cómico”.
En total son 12 intérpretes en escena, entre actores, clown y malabaristas. “Todos polifacéticos, todos decimos un texto, al mismo tiempo tenemos una disciplina, es decir, la especialidad en la gente del circo”.

Además del talento sobre el escenario, la producción cuenta con un equipo técnico: “La familia de la compañía es un equipo que no hace diferencia entre creadores y técnicos”.
Con una década de ser miembro de la compañía, David compartió su experiencia de presentar este tipo de circo en diversos sitios del mundo:

“Siempre ha funcionado, cuando vamos a una ciudad donde no nos conocen, el primer día hay curiosidad, hay menos gente, pero se dan cuenta de que lo que pasa es inolvidable y se empieza a llenar por el boca a boca.