José Emilio Pacheco, inventor crítico del modernismo

El modernismo es, para el poeta y narrador mexicano José Emilio Pacheco (1939-2014), “el momento en que se produce una independencia de la cultura latinoamericana, el surgimiento de su autonomía respecto de la literatura mundial, en esto radica su importancia”, afirma José Ramón Ruisánchez.

El escritor e investigador explica en entrevista que, a finales del siglo XIX, “en España se está viviendo la gran crisis que es el 98 y el impulso del lenguaje, la renovación poética, proviene de América Latina.

Es una identidad, pero no nativista o reductiva, sino que Hispanoamérica aprovecha toda la cultura del mundo para decirse. Es un momento de gran plenitud continental”.

Con esta concepción como punto de partida, Pacheco realizó hace 50 años el “erudito y minucioso” trabajo (introducción, selección y notas) que implicó la Antología del modernismo mexicano: 1884-1921, publicada por la UNAM en 1970, cuya edición conmemorativa, con revisión y ampliación de la bibliografía, acaban de lanzar editorial Era y El Colegio Nacional.

José Emilio cimentó lo que es el canon del modernismo mexicano”, agrega Ruisánchez, quien cuidó la edición final del volumen de 452 páginas, en la que participaron además David Huerta, Óscar de Pablo y Leopoldo Laurido.

Destaca la sensibilidad especial que implica que un poeta como Pacheco haya seleccionado los 150 poemas de 14 bardos que integran esta antología, la cual “aspira a representar la aportación mexicana al modernismo de la lengua española”, según explica el antologador en el prefacio que escribió en junio de 1969.

Tenemos al poeta, pero también al asombroso crítico y lector omnívoro que fue José Emilio. Es alguien que relee a estos autores en un momento en que muchos de ellos se habían dejado de leer. Por ejemplo, al revisar El ocaso, de Amado Nervo, se da cuenta que el nayarita es un católico con una enorme inclinación al gozo de los sentidos, al gozo sexual del cuerpo y esta tensión es la manera que debemos leerlo. Nos presenta al Nervo que leemos en 2020”, señala el también traductor.

En el prefacio a la primera edición, Pacheco advierte primero que “nadie ha querido darnos la historia ni la antología del modernismo mexicano”. Y piensa que esto se debe a dos dificultades, una literaria y otra política.

La primera, narra, es “la complicación de hacer un deslinde entre lo que es y no es modernismo”. Y la segunda es que, si bien “el Porfiriato no produjo el modernismo”, éste sí estuvo condicionado por aquél. “Y lo que es peor: casi todos los modernistas fueron huertistas”, apuntó el autor de No me preguntes cómo pasa el tiempo.

Detalla que, para sus fines, encierra al movimiento entre 1884 y 1921; es decir, va de La duquesa Job, de Manuel Gutiérrez Nájera a La suave patria, de Ramón López Velarde.

Sin embargo, incluye páginas escritas en 1951 por Enrique González Martínez. Con su muerte, al año siguiente, queda cerrado el ciclo modernista”.

Ruisánchez elogia precisamente este análisis del contexto político, el prólogo miniatura que antecede a cada selección y los datos sobre los autores, que hacen de esta antología, “no una obra erudita, sino un libro de divulgación que trata de ser a la vez riguroso e informativo”, como la definió su autor.

Las notas que hizo al prólogo resultaron sorprendentemente proféticas. El inventor crítico del modernismo es Pacheco. Es increíble la vigencia de su mirada. No sólo el prólogo es asombroso, sino que cada una de las notas a los poetas son absolutamente vigentes”, subraya.

LA MEJOR VERSIÓN POSIBLE

Ruisánchez describe que la edición conmemorativa es más generosa. “El libro es más grande, tiene más márgenes y deja leer mejor los poemas y los caligramas de Tablada, por ejemplo. Así, invita a las nuevas generaciones a redescubrir a estos poetas”.

Especifica que se puso al día la bibliografía y se revisaron las nuevas publicaciones. “Muchos de los libros que ahora existen, como poesía completa de los autores, o ediciones críticas, no estaban cuando se hizo la versión original en 1970. Aprovechamos el trabajo de muchos investigadores para presentar la mejor versión posible. Gracias a internet y al acceso a más archivos resolvimos varias dudas. Es también un homenaje a la enseñanza de José Emilio”, asegura.

El catedrático de la Universidad Iberoamericana lamenta que hoy exista poca comunicación a nivel continental. “Son pocos los poetas que se conocen. Pacheco decía que con los modernistas teníamos una Hispanoamérica poética y ahora es más pobre.

Ha habido una pérdida. Se ha dejado de saber para qué sirve la poesía. La gente sigue teniendo un gusto por una poesía rimada y medida y la poesía que se hizo después resulta difícil de penetrar. Se debe de nuevo enseñar a leer este género”, añade.

El estudioso adelanta que está trabajando en otros libros del autor de Las batallas en el desierto. “Son más pequeños, delgados y monográficos. En uno pensamos reunir los artículos sobre la novela que José Emilio escribió en diversas publicaciones. Y otro sobre su gran tema, que fue México; él pensaba a través de este país, leyó el mundo desde aquí”, concluye.